Paralización fuera de época

Paralización fuera de época

Llamar a huelga a 14 provincias de una sola vez, con demandas que van más allá de lo razonable para atención a corto plazo, solo augura perjuicios, en la medida que resulte por cesación de actividades productivas en zonas importantes. Aunque se exprese intención de mantener en marcos pacíficos tal protesta, las tensiones que suelen generar en la colectividad abren espacio a provocaciones que escapen a la influencia de los organizadores con riesgos de alteraciones de orden público con daños materiales y hasta víctimas. Es de esperarse que nada lamentable ocurriera en las 24 horas pautadas para los reclamos.

El país apenas sale de una indefinición riesgosa para la institucionalidad que colateralmente restó dinamismo a la economía y descenso en el PBI. No es válido pasar ahora a conflictos con la autoridad y sectores productivos de toda índole que preferirían no interrumpir labores solo porque determinados grupos salgan a enarbolar banderas de transformaciones que tendrían que ser profundas y complejas. Sería dar sorpresiva actualidad a una agenda con sello de utopía revolucionaria alejada de las movilizaciones sociales que captan respaldo de comunidades y regiones que aspiran a soluciones viables a problemas urbanos y rurales. En menos de un año, políticos adscritos a cambios radicales y compromisos sociales podrían ascender a posiciones para ser ellos mismos los transformadores.

El contagio de la incapacidad

A la renuencia de autoridades a contar cabalmente la mortalidad por dengue (que debería motivar la crítica unánime de la prensa) se suma ahora la incapacidad de hacerlo con un millón de euros (sin que le cueste un cobre al Estado) disponible para un programa de esterilización del mosquito que transmite la enfermedad, generosamente ofrecido al país por el organismo internacional de la energía atómica. Se requieren articulaciones ministeriales, técnicas y académicas lideradas desde las superioridades para aplicar a nivel nacional novedades científicas amigables al ambiente para que insectos machos pierdan la capacidad de fecundar a la hembra. Muchos pobladores de esta media isla escaparían a las picaduras que pueden costarles la vida. Así no habría que ocultar las muertes por alegada falta de «estricta certificación»; bastaría evitarlas.

 

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