La importancia de las Bolsas de Valores es que a través de las mismas las empresas y gobiernos obtienen el dinero necesario para llevar a cabo sus proyectos a través de las emisiones de títulos-valores, constituyendo éstos una deuda para el emisor y un derecho para el inversionista.
De los títulos-valores que podrían ser comercializados, nos concentraremos en este artículo en las acciones de empresas del ámbito privado.
Es un principio fundamental el que debe invertirse en empresas que se conozca bien su modelo de negocios y mejor aún si operan en industrias distintas, cosa que permite diversificar el riesgo.
Sobre la regulación, además de los requisitos básicos, resulta recomendable contar la autorización de las emisiones en moneda extranjera, especialmente en países latinoamericanos, e igualmente contar con una normativa vinculante para emisores en materia de directores independientes, conflictos de intereses con asesores externos y similares, siguiendo el patrón de la Ley estadounidense “SarbanesOxley”.
Del mismo modo con la incorporación y actualización de normas sobre transparencia, y en contra de la negociación con información privilegiada y similares.
Es conveniente la implementación, con rango legal, de un sistema digital para los reportes de información relevantes, similar al “EDGAR”.
Para el inversionista es imprescindible estar al día en factores internos y externos a la actuación de la empresa de que se trate, que pudieran afectarla.
De estos últimos cabe destacar tanto los del orden gubernamental, legal, económico y político, e igualmente, los de carácter privado, así como los de índole internacional e igualmente los desastres naturales y otros acontecimientos similares, que pudieran afectar la productividad de la empresa de que se trate.
Al respecto, cabe destacar el efecto que tuvo del acontecimiento terrorista denominado 9/11, más recientemente las implicaciones de la Guerra Comercial USA-China, y las consecuencias del denominado cambio climático, entre otros.
Resulta ventajoso analizar a fondo a las compañías, pues por ejemplo, identificar empresas que sus acciones se cotizan por montos menores a los reales, resulta muy conveniente, porque en estos casos el valor de las mismas y los dividendos que generan tienden a la alza.