“Una bomba atómica”, “apocalipsis”, “devastación». Los pocos testimonios de los habitantes de Mayotte que han podido llegar a Francia este lunes describen un panorama desolador de ese archipiélago del Índico, arrasado este sábado tras el paso del ciclón Chido.
“Tenemos la impresión de que ha estallado una bomba atómica”, clamó a la televisión BFM Tahar, uno de los 320.000 habitantes de Mayotte que aún tiene cobertura telefónica, pues la violencia de las rachas de viento de hasta 220 kilómetros por hora ha arrancado las antenas y postes de telecomunicaciones.
El balance oficial de víctimas avanza lentamente y ya son 20 los fallecidos reconocidos oficialmente, una cuenta aún lejos de las primeras estimaciones de la delegación del Gobierno, que ha advertido de al menos “varios cientos de muertos».
Los barrios de chabolas, que albergan al menos 100.000 habitantes, han sido las primeras víctimas y han resultado completamente destrozados, sin conocerse aún el peaje humano de esa devastación.
Al diario Libération, Maxime, de 27 años, contó que no quedaba “nada en pie” en el pueblo de Labattoir, en el que reside desde hace diez años. “Es horrible, esto es como un paisaje de guerra, se podría decir que una bomba atómica pasó por aquí».
Este hizo un paralelismo entre la situación de las islas y las del vídeojuego Resident Evil, de tintes posapocalípticos. La devastación de Chido ha arrancado los tejados de muchas de las civiends, incluso de las más sólidas, y ha afectado a edificios públicos, como las escuelas, la torre de control del aeropuerto internacional y también el hospital de la capital, Mamoudzou.
El hospital “ha sufrido inundaciones importantes, así como destrozos, sobre todo en la parte de cirugía, reanimación, urgencias y maternidad, partes que son esenciales para un hospital (…) A pesar de ello, sigue funcionando, aunque sea a duras penas”, explicó la ministra de Sanidad en funciones, Geneviève Darrieussecq, a France 2.
La senadora de Mayotte Salma Ramia, del partido macronista Renacimiento, urgió a dar de “comer y de beber” a los afectados. “Las personas empiezan a morir de sed y de hambre. Hay enfermos. Muchos duermen en el suelo”, denunció al canal BFM Ramia, quien, ante la falta de electricidad generalizada, logró cargar su móvil gracias a su coche.
Las autoridades están además en alerta ante la posibilidad de la propagación de enfermedades como el cólera por el colapso de los sistemas de alcantarillado.
Mientras la ayuda llega procedente de la Francia metropolitana, las carreteras están cortadas y el aeropuerto internacional cerrado para los vuelos comerciales, como mínimo hasta el próximo jueves 19, según la compañía aérea regional Air Austral.
Un avión militar A400M con ayuda humanitaria aterrizó el domingo en las islas, mientras otro partió de la cercana Isla de la Reunión (también bajo soberanía francesa).
Las autoridades temen que Mayotte, donde el 80 % de la población vive bajo el umbral de la pobreza y que atraviesa una crisis migratoria endémica, caiga en el caos si los pillajes aumentan considerablemente.
Respecto al balance de muertos, no solo la precariedad general puede entorpecer el conteo oficial, sino también las tradiciones de la mayor parte de la población, que es de credo musulmán, según el cual los fallecidos deben ser enterrados en 24 horas tras su deceso.
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Unos 800 policías y bomberos llegarán también próximamente para participar en las tareas de rescate, seguridad (se han denunciado saqueos a supermercados) y ayuda sanitaria y logística.