BONAPARTE GAUTREAUX PIÑEYRO
Papá, te conté de la escalera de la Universidad de Salamanca que carece de columnas que la sostengan. Por supuesto que me senté en un banco de madera, durísima, en el aula donde Fray Luis de León, seis o siete años ausente por haber sido apresado injustamente, comenzó la clase con estas palabras: como decíamos ayer…
Parece que fue ayer, papá, pero cuántas cosas han pasado desde que te fuiste.
Llevas 12 años corridos sin ir, estar, participar en las fiestas de la Santísima Cruz a la cual asististe hasta el año antes de tu muerte.
Te fuiste en mayo. Pensaste que era día tres, el real día de la Cruz, y decidiste irte con el recuerdo del retumbar del palo mayor y el rítmico baile de palos en el cual te luciste año tras año.
De lo que te perdiste fue de la pela que le dio el partido al gobierno de Leonel Fernández y del Partido de la Liberación Dominicana, días después de que te fueras, callado, sin avisar.
El PRD obtuvo, entonces, una mayoría sólida de Síndicos, Diputados y Senadores.
¿Por qué? Por el mal gobierno que hicieron los muchachos en quienes tantas ilusiones se depositaron.
Eran una nueva generación de políticos supuestamente asépticos, libres de gorgojos, piojos, Liendres. Eran los limpios, los que acabarían con la podredumbre política de la cual hablaba una serie de profetas del desastre, que nunca faltan.
Pero he aquí que de nuevo se puso de moda, se vio claro, que no es lo mismo llamar el diablo que verlo venir.
Enderezar el curso de un río botado es cuestión de esperar que las aguas bajen limpias.
¿No lo sabían? ¿O acaso era preferible que el río siguiera sucio, para que no se viera lo que sacaban de sus aguas?
Descubrieron que si mantenían el río sucio no habría transparencia y así nadie vería cuánto ni cómo ni por dónde ni para qué se sacan tantas riquezas.
Despertaron del sueño de querer enderezar el mundo. Llegaron a la conclusión de que el mundo es como es y nadie podrá enderezar los entuertos, porque, al fin y al cabo ¿por dónde se agarra el mundo para enderezarlo?
No hicieron como Sinaí, quien cuando aquella tarde de toros el bruto le marchó y él lo enfrentó, lo tomó por los cuernos y le dobló las rodillas.
No sé cuántos de ellos resistirían demostrar los bienes adquiridos luego de que ingresaron al gobierno en 1996. Parece que fue ayer pero cuántas casas de veraneo, mansiones en la ciudad, viviendas en el extranjero, hoteles, vehículos de lujo, cuentas en el extranjero.
Aprendieron a mentir como si el hablador y el cojo llegaran lejos antes de ser descubiertos. Son los mismos, se les quitó el barniz y cayeron en la sima de la corrupción.
Votemos para que se vayan… ¡Ya!
Luego te escribo, papá.