Jerusalén. EFE. El político derechista Reuvén Rivlin, del partido Likud, se hizo ayer con la Presidencia de Israel en una ajustada votación en el Parlamento, donde fueron necesarias dos vueltas para elegir al sucesor del nonagenario Simón Peres. “Ha sido más dramático de lo que esperábamos, pero al final ha ganado”, reconoció tras conocer los resultados el ministro de Transporte, Israel Katz, que defendió la candidatura de su correligionario.
De 74 años y descendiente de una conocida familia jerosolimitana, el político derechista se impuso con comodidad en una primera votación a sus otros cuatro rivales -entre ellos dos políticos, un ex premio Nobel y una ex jueza-, pero con un número insuficiente de votos (sólo 44 de los 60 necesarios) que obligaron a ir a una segunda votación.
Fue en ésta segunda ronda, a la que llegó junto con el centrista Meir Shitrit, de 65 años y miembro del partido “Hatnuá” que dirige la ministra de Justicia, Tzipi Livni, cuando afloraron sus mayores temores.
«¡Qué batalla me has dado!”, reconoció ante su contrincante en un brindis posterior en la Kneset el ya presidente electo de Israel, sobre un proceso en el que participaron 119 de los 120 diputados.
A muchos comentaristas la jornada de ayer recordó la sorprendente elección en 2000 del presidente Moshé Katsav, cuando la mayoría le había dado su apoyo público a Simón Peres, que tardaría otros siete años en llegar a la misma jefatura del Estado que dejará en manos de Rivlin el próximo 24 de julio. Abogado de formación, amante del fútbol y con un fuerte sentido del humor, el próximo presidente israelí es también uno de los mayores defensores de la ideología del Gran Israel, que niega el derecho de los palestinos a un Estado propio, por lo menos, no al oeste del río Jordán.