Parque Benito Juárez, espacio para la recreación

Parque Benito Juárez, espacio para la recreación

En la urbe de Santiago, específicamente en Villa Olga, sobresale el parque Benito Juárez, situado entre las vías Benito Juárez, calle Siete, calle Diez y Santa Cruz de Tenerife. Lo que la distingue es  que en esta última calle  está la entrada principal más curiosa de las plazas santiaguenses.

Un par de postes laterales de concreto,  cuyos cuerpos están conectados por   tres largas barras curvadas de metal, unidas en los extremos, dan la bienvenida al visitante. Curiosamente, uno es más alto que el otro, y  hay dos que se unen en el medio formando los lados de un triángulo. Abajo,  lateralmente y en forma curvada,  muros con tres bloques color marrón dan acceso al parque.

En la esquina formada por las calles Siete y Benito Juárez de la plaza está el busto de Benito Juárez (benemérito de las Américas), montado en un pedestal que, levantado en una superficie de mármol curvada en cada lado, tiene un estrecho poste de metal con los dos faroles más pequeños en ese estilo  construidos  en Santiago. Delante, en sus cimientos  presenta una tarja con su nombre y la expresión de él que se ha hecho más famosa: “El respeto al derecho ajeno es la paz”.

Sin embargo, su principal atracción es que entre la grama de los caminos se aprecian   frases de  grandes pensadores del mundo, grabadas sobre el concreto en piezas irregulares montadas sobre bloques bajitos, a poca distancia unos de otros. Allí leemos: “Quien obra bien se abre camino”; “Las flores son las risas de la tierra. Ralph Waldo Emerson”; “No dejes crecer la hierba en el camino de la amistad. Platón” y “Ser bueno es fácil, difícil es ser justo. Víctor Hugo”.

También: “La vida es fácil, lo difícil es merecerla”. Alberto Camus; “La vida es todo lo que te sucede mientras te empeñas en hacer lo contrario. John Lennon”; “La pobreza se asoma a las puertas del hombre laborioso, pero no se atreve a entrar. Lao Tse” y “Amar a Dios sobre todas las cosas, primer mandamiento”.

En su interior aparecen muchos caminos curvados, jardineras rodeadas por piedras lisas de los ríos, llamadas “callaos”, bancos de hierro y de concreto, una glorieta formada por cuatro postes de metal que soportan un techo de concreto, una ancha rotonda que delante tiene cinco largos bancos del mismo material en forma curva, un local para juegos de niños, un club para que los adultos jueguen dominó, etcétera. Hay un terreno amplio para que los muchachos jueguen béisbol, una cancha para jugar baloncesto y otra rotonda con suelo de concreto bordeada con  postes de metal que sirve para presentar grupos musicales.

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