Parque Jaragua necesita un “NO” nacional

Parque Jaragua necesita un “NO” nacional

POR DOMINGO ABREU COLLADO
Ninguna otra zona de la República Dominicana ha cobrado tan merecidamente la estatura de ícono como ha ocurrido con Bahía de las Aguilas. Este lugar se ha convertido en uno de los símbolos más carismáticos de la defensa conservacionista y ecologista de nuestro país. Tanto así, que la pérdida de Bahía de las Aguilas sería como la coronación del desafuero contra la ley, la entronización del crimen ecológico, la renuncia nacional a proteger cualquier valor natural.

La utilización de nuestras zonas costeras, principalmente las playas, ha ido dejando a la República Dominicana sin costas puras, vírgenes, no contaminadas o no tocadas.

Partiendo del hecho de la ubicación de las ciudades costeras -principalmente de la ciudad capital- tenemos que todas las costas y playas ubicadas dentro de ciudades están contaminadas, puesto que todos los desechos van a los ríos y las costas. Los desechos industriales, tanto de las zonas declaradas como tales como las industrias desmarcadas de los centros urbanos, van a parar a las costas. Ni qué decir de las embarcaciones grandes y pequeñas.

Es una situación que condena las costas a la contaminación y empobrecimiento de su fauna. Sin embargo, las costas más alejadas de las ciudades pueden ser consideradas menos afectadas, hasta el punto de permanecer algunas partes libres de contaminación. Ese es el caso de la costa del Parque Nacional Jaragua, diferente al Parque Nacional del Este, cuyas costas reciben importantes cargas contaminantes de los complejos hoteleros ubicados más al este y al oeste del parque.

Otras zonas costeras relativamente libres de contaminación y agresión vendrían a ser la costa de Montecristi entre Punta Mangle y Luperón; los extremos de la península de Samaná, algunos segmentos entre Baní y Azua, y las costas de las islas adyacentes.

Sin embargo, una mirada más de cerca a esas costas que consideramos relativamente libres de contaminación puede revelarnos serias señales de alarma.

Es el haberse mantenido libres de la presencia humana y de las agresiones directas e indirectas lo que ha permitido que las costas del Parque Nacional Jaragua, y principalmente la Bahía de las Aguilas, se mantengan aún en estado relativamente pristino y puedan todavía recibir las arribadas de las diferentes especies de tortugas. Y es esa calidad ambiental y ecológica lo que permitió que este parque fuera incluido dentro de la categoría internacional de Reserva de Biosfera, algo así como Importante Para la Supervivencia de la Vida en Todo el Planeta, algo que se entiende perfectamente si tomamos en cuenta que las tortugas que vienen a desovar en el Parque Nacional Jaragua se mueven por todos los mares y son parte de la vida que pulula por todo el planeta, y sin las cuales el mundo perdería parte de su fauna planetaria, esa parte que nace en las costas del Parque Jaragua.

La grandes interrogantes son: ¿estamos los dominicanos -gobernantes y gobernados- en capacidad mental para comprender esto? ¿Estamos conscientes de la pérdida que le podemos ocasionar al planeta por nuestra falta de visión ecológica?

Destruyen espacio de anidación de iguanas

Un espacio silvestre de anidación de la Iguana de Ricord (Cyclura ricordi), localizado dentro de la Reserva de Biosfera Jaragua-Bahoruco-Enriquillo, fue destruido cuando tractores buldozzers penetraron al área bajo protección y arrasaron con la vegetación y el relieve que se había convertido en una de las áreas más importantes del país para la conservación de esta especie de iguana.

El hecho ocurrió durante la segunda semana del pasado mes de febrero de 2006, en el paraje conocido como “Los Olivares”, en la provincia Pedernales, un área que incluso había sido declarada por el Ayuntamiento de Pedernales como “Espacio Municipal Protegido”, como una manera de contribuir a los esfuerzos nacionales e internacionales por la conservación.

De las dos especies de iguana que posee la República Dominicana (la iguana rinoceronte y la de Ricord), ésta última está en la lista de especies críticamente amenazadas, listado elaborado y monitoreado por la Unión Internacional por la Conservación de la Naturaleza -IUCN-.

La situación crítica de la Iguana de Ricord se ha relevado en razón de que ésta sólo sobrevive actualmente en dos áreas muy pequeñas: en la zona del lago Enriquillo y en el área de Los Olivares.

Según declaraciones de la bióloga Yolanda León, “El día 10 de Febrero 2006, cuatro miembros del Grupo Jaragua nos desplazamos a la zona para comprobar el daño y tomar medidas inmediatas. Allí nos reunimos con Alcibíades Ledesma, encargado de la Unidad de Gestión Ambiental del Ayuntamiento de Pedernales, Juan Rodríguez (administrador del Parque Nacional Jaragua), y Miguel Peña. Con el esfuerzo de todos, hemos detenido el avance de esta destrucción”.

Según opiniones de la bióloga León “aunque todavía estas iguanas no han comenzado a anidar, el daño ocasionado posiblemente será desastroso para las mismas. Esto así, porque en caso de que aniden en este lugar, no tendrán la protección ni el camuflaje de la vegetación natural, por lo que serán sumamente vulnerables ante los depredadores existentes en la zona”.

El área destruida corresponde al núcleo central de un área monitoreada y bajo investigación conducida por el especialista alemán Ernst Rupp desde hace dos años, trabajo considerado como de bastante éxito para el aspecto reproductivo de esta iguana.

Contaminación en Bahía de las Aguilas

Un recorrido por esta “bahía de la discordia” nos permite enterarnos de que la protección debe ir mucho más allá de las declaraciones de prensa, las categorizaciones internacionales y los pronunciamientos ecologistas. Poco a poco, Bahía de las Aguilas se va contaminando, y con ella se va afectando la fauna que la habita.

Evidentemente, no todo el que visita el Parque Nacional Jaragua y la Bahía lo hace por solidaridad, por sentirse lejos de la contaminación o por reencontrarse con la naturaleza. Mucha gente va por puro snobismo o por pura aventura edonista. Por ello cargan con todo lo que necesitan en el medio en que se desenvuelven, incluyendo comidas, bebidas, químicos, artículos de consumo playero, de belleza y otros complementos de la vorágine consumista, resultando el lugar receptáculo de los desechos abandonados por estos visitantes.

A todo lo largo de la playa de Bahía de las Aguilas pueden encontrarse ya basureros que se han ido convirtiendo en verdaderos vertederos. Desde la misma entrada, en la parte superior del farallón, antes de bajar a la playa, pueden encontrarse a ambos lados del camino un nutrido reguero de basura de todo tipo. Y ya en la misma playa se van multiplicando los basureros como en la playa más visitada de cualquier otro sucio lugar de la República Dominicana.

Esto indica que no es lo mismo ir a Bahía de las Aguilas por solidaridad con la defensa del Parque Nacional Jaragua, que ir por puro bonche, por pura aventura esnobista. Pero también es un indicador de la poca vigilancia y falta de control que existe en el Parque.

Creo que parte de la defensa de esta zona es evitar su contaminación. Y creo también que en estos momentos, una visita para limpiar la playa entera y la vía de acceso sería parte importante de la lucha actual por su permanencia como área protegida.

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