Parque Presidente Leonel Fernández

Parque Presidente Leonel Fernández

UBI RIVAS
Con la sensibilidad y el rigor científico que caracterizan su prosa, el ingeniero forestal Eleuterio Martínez nos describió el 16 del presente mes de marzo en una entrega en el Listín Diario, la lozanía y biodiversidad del Parque del Conservatorio, antiguo Zoológico, y el peligro inminente de desaparecer que se cierne sobre un pulmón importante de la ciudad Capital.

En primer lugar, el presidente Joaquín Balaguer no debió consentir mutilar el entorno de ese lugar natural, autorizando la construcción del Conservatorio de Música, sino que debió disponer su construcción en el área de la Plaza de la Cultura, hechura suya para su prez y honra.

Ahí pudo haber comenzado la potencial desaparición del parque, por ese complejo simiesco o de seguimiento que caracteriza muchísimo la siquis del dominicano, sobre todo cuando se le añade el condimento del lucro, como es el caso que motiva esta entrega.

Resulta que como siempre, un enjambre de logreros intenta persuadir al presidente Leonel Fernández que modifique la estructura natural del Parque del Conservatorio y la convierta en un haz de edificaciones para distintos fines, un edificio para la Secretaría de Medio Ambiente, un contrasentido, porque la institución que se presume debe velar por los entornos naturales, propicia la destrucción de uno de ellos.

El edificio de Medio Ambiente, que funciona en un rentado, no se entiende porque en el complejo construido por el presidente Balaguer frente a la Casa de Gobierno en la avenida México, se presume que existen áreas vacías, o de no, en la Feria de la Paz hay centenares de miles de metros ocupados por intrusos, que bien podrían habilitarse para éste y otros fines de construir alojamientos para departamentos estatales. ¿O no es así?.

Cuando la omnipresente fluchá (enjambre en vocable cibaeño) de logreros y proyectistas se arrimó al palio umbrío del presidente Balaguer para que autorizase convertir gran parte del antiguo aeropuerto general Andrews en un complejo de multifamiliares, el gobernante fue ganado en su voluntad por la recomendación insistente del inolvidable ingeniero Juan Ulises García Saleta, el gran Wiche, para que construyera un polideportivo, como felizmente al final se hizo. También en lo concerniente al área del Mirador Sur, el presidente Balaguer dispuso que se acondicionara el entorno para un parque destinado al disfrute de los niños, sobre todo él, que nunca reconoció a la docena que procreó indistintamente.

Por eso, ese parque se llama por consenso congresional Presidente Joaquín Balaguer, con todos los defectos y grandes baches que exhibieron sus 22 años en el sector forestal, un gobernante que sentó la estructura jurídica para implementar la reforestación y la restauración de los entornos degradados de las cuencas que nutrieron a nuestras principales fuentes hídricas que a su vez permitieron la evolución de nuestros grandes ríos, hoy escuálidas, polucionadas y nauseabundas corrientes de agua.

En nuestro tema de hoy de lo que se trata es que el presidente Fernández se envalentone, le propine un portazo a quienes pretenden sonsacarlo para que liquide el parque del Conservatorio, un área de unas 50 tareas que atesora una riquísima biodiversidad, refugio de aves, lagartos, culebras, que es cierto poco representan ante las urgencias de crecimiento que exige el país.

Empero, como no sólo de pan vive el hombre, dice la sentencia bíblica, los proyectos para construir edificios gubernamentales pueden hacerse en otras áreas, y el presidente Fernández muy bien preservar el entorno del Parque del Conservatorio, para que sus hijos puedan deleitarse y sentirse orgullosos algún día que ese parque ostente el nombre de su ilustre progenitor.

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