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Santiago, el primero de América, tiene parques recientemente remozados en cuyo interior vale la pena encontrar los nuevos detalles que los diferencian de los demás. Uno de ellos es el parque Valerio.
Cercado con una verja de hierro, este parque está situado entre las calles Restauración, Independencia, Santiago Rodríguez y Escalante. A su entrada, sobre un pedestal de mármol color crema, se encuentra el busto del general Fernando Valerio.
El área del parque fue demarcada originalmente en el año 1898, y en 1903 decidieron denominarlo Plaza Valerio. Fue inaugurado como parque Ramfis en 1944 y remodelado el 25 de julio del 2008 nuevamente como Parque Valerio.
Su principal curiosidad consiste en que al medio tiene un nuevo espacio sin techo para presentar grupos musicales. No se trata de una glorieta. Este es redondo, levantado con una escalinata de peldaños curvos, donde hay una fuente de tres cavidades: la inicial, grande; la segunda, formando una copa, y la tercera, formando la mitad de un óvalo. Le brotan desde abajo -lateralmente y en curva- chorros de agua que chocan con el que sale de la cuenca final, delante con una verja de hierro.
Otra curiosidad es que en la parte de atrás, entre una jardinera, emergen once estrechos cuerpos verticales de metal redondos, con distintas alturas, con estrías que circularmente forman líneas ovaladas unas detrás de otras. Ésta, por el frente, presenta once curiosos bancos sin espaldares, de cuerpos largos totalmente curvados, separados por otros iguales con la misma cantidad, y en sus pasillos hay antiguos bancos de hierro, jardineras y árboles.
Este parque tiene una cancha para jugar baloncesto y en el lateral que da a la calle Restauración hay una escultura del lechón pepinero hecha en material reciclado de hierro y hojalata. Más adelante, en una pequeña rotonda hay otra escultura hecha con placas de metal que tiene un cubo en la mano derecha y en la izquierda un machete y que representa a Juana Saltitopa.
En la parte del parque que está en la calle Restauración esquina Escalante hay un espacio con cinco mesas de concreto y ladrillos con cuatro bancos sin espaldares, mientras que en la esquina de las calles Escalante e Independencia se encuentra el corral para juegos infantiles cercado por rejas de hierro, y en la esquina hay un cuartel de la policía.
