Parques y reservas

Parques y reservas

Parque del Este es el nuevo foco de atención por estar en la mira del Gobierno.

Un proyecto de ley sometido al Congreso por el Poder Ejecutivo pretende excluir de ese parque más de cuatro millones de metros cuadrados para la construcción de un proyecto hotelero privado. Es una reincidencia, pues en el año 2001, también por iniciativa del Poder Ejecutivo, se intentó hacer lo mismo, con los mismos fines.

No es el único caso de este tipo, pues se han hecho esfuerzos también por mutilar el Parque Nacional Montecristi y Bahía Rincón. Se desistió de los intentos en lo que concierne al Parque Nacional Jaragua porque el mismo fue declarado Reserba de la Biosgera y la connotación internacional que esto tiene dificulta que se le pueda mutilar.

Está muy bien que desarrollemos el turismo y que incentivemos la inversión de capitales privados en la expanción de la oferta habitacional, pero no debería ser a costa de mutilar áreas protegidas que juegan un papel relevante en el equilibrio ecológico de la isla.

Los afanes oficiales en esta materia no discrimina categorías, y así lo demuestra el caso del Parque Mirador Sur Joaquín Balaguer, pues una porción de este pulmón está siendo negociada por el Gobierno con una firma privada.

Para colmo de males, han sido tratados con desdén los grupos conservacionistas que objetan estos intentos oficiales, a pesar de que la única finalidad es la conservación de porciones de habitat cuyos microclimas complementan, moderan o equilibran zonas importantes de la geografía nacional.

Hay más de una veintena de grupos ecologistas que objetan la mutilación de Parque del Este, y exponen razones de mucho peso para justificar su postura. No existe razón valedera para desoir sus quejas y recomencaciones, sobre todo tomando en cuenta que están orientadas a proteger ecosistemas.

Las consecuencias de los desequilibrios ecológicos son generalmente trágicas. La depredación o manejo inadecuado de bosques y su fauna ha sido la principal causa de la desaparición de muchos de nuestros ríos y bosques, y aunque este no sea el caso, lo aconsejable es que el Gobierno detenga sus propósitos de mutilar Parque del Este y que pondere los argumentos que se les oponen.

[b]Insistimos[/b]

El puente Juan Pablo Duarte tiene una importancia estratégica para el desenvolvimiento del tránsito en la parte Este de la capital.

En estos tiempos, sin embargo, su capacidad ha sido disminuída a un solo carril, por razones de deterioro grave de toda la estructura.

Hay que reconocer que el Gobierno no está en cvondiciones de aportar el dinero necesario -se afirma que son US$14 millones-para reparar esta estructura y convertirla en funcional. Sin embargo, algo hay que hacer antes de que el deterioro progresivo inutilice definitivamente el Juan Pablo Duarte y entonces no se pueda contar con él. Sobre esto han advertido voces autorizadas, algunas de las cuales, inclusive, han advertido sobre la posibilidad de un colapso del puente.

Las autoridades no pueden quedarse de brazos cruzados ante la situación de deterioro indetenible del Juan Pablo Duarte, agravado por las vibraciones que provocan los vehículos a su paso, a lo que se suma la carga estática de los bloques de hormigón que delimitan el único carril utilizable. Insistimos en que algo hay que hacer para evitar sorpresas desagradables.

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