Parte del problema

Parte del problema

Claudio Acosta

La Policía Nacional acaba de anunciar el desmantelamiento, durante el fin de semana, de la banda de asaltantes motorizados que sembró el terror en sectores del Distrito Nacional, volviendo a demostrar que cuando la presión social eleva sus decibeles puede resolver los casos con la rapidez y eficiencia que ameritan las circunstancias y exige una sociedad golpeada por una criminalidad que en las últimas semanas se muestra “desacatada”.

Ayer, por ejemplo, un mensajero resultó muerto durante un asalto en la avenida Núñez de Cáceres a las 9:15 de la mañana y a la vista de todo el mundo, mientras la Policía continúa sin pistas sobre la identidad de los dos hombres que el pasado jueves asaltaron a los pasajeros de un autobús de la ruta Samaná-Santo Domingo, cargando con armas de fuego, dinero en efectivo, celulares y joyas.

Y como si todo eso no fuere suficiente, un hombre que se autoidentificó como un asaltante denunció a un programa de televisión que pagaba peajes a comandantes policiales del Distrito Nacional y el Gran Santo Domingo para que lo dejaran “trabajar” tranquilo y ahora lo quieren matar.

La denuncia, además de llegar en muy mal momento, ni siquiera es nueva, y por eso habrá mucha gente, sobre todo en los barrios, dispuesta a creerla, lo que explica que la ciudadanía tenga tan poca confianza en la institución llamada a proteger su vida, bienes y propiedades.

Edward Ramon Sánchez González

Desgraciadamente, esa es la Policía que tenemos y con la que, para bien o para mal, tendremos que lidiar, en lo que llega una reforma que tampoco es garantía de que las cosas cambiarán. Por eso no tiene sentido que nos engañemos: mientras la Policía sea parte del problema que está obligada a resolver, estaremos total y absolutamente jodidos.

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