Participación Ciudadana, modelo de democracia institucional

Participación Ciudadana, modelo de democracia institucional

En mi dilatada vida social y política, he tenido la honrosa distinción de pertenecer a varias instituciones públicas y privadas y desempeñar posiciones de alguna relevancia. La militancia política partidista, gremialista, educativa, comunitaria, cultural, deportiva,  científica y  religiosa no me ha sido ajena. Paso balance, y me digo que no tengo por qué  arrepentirme de lo que he sido y lo que soy, modestamente, porque al igual que los antiguos griegos entiendo que participar en la vida pública es un deber indeclinable de todo ciudadano, aun el más humilde.

Y debo confesar que una de mis mayores satisfacciones ha sido pertenecer al movimiento cívico no partidista Participación Ciudadana, por su coherencia y transparencia. Formar parte de su Consejo Directivo, mereciendo el reconocimiento de  los miembros de la Asamblea General que  desde distintos puntos del país se congregan para recibir los  informes de su coordinador general y del auditor externo sobre la gestión administrativa  y el manejo de recursos financieros,  conocer y aprobar el presupuesto anual y  el programa de actividades y estrategias a seguir, así como  elegir cada año, democráticamente, a sus nuevos directivos, que se rotan por período de dos años, es una experiencia vivificante de cómo es y debe ser una institución democrática sana,  preocupada no por gobernar para sí,  sino para que la sociedad toda entera sea mejor gobernada en defensa de los mejores intereses de pueblo y de la nación dominicana. 

En Participación Ciudadana, todo el  que desempeña algún cargo electivo lo hace de manera voluntaria y gratuita. Ni siquiera disfruta de dietas por asistir a reuniones que suelen ser  agotadoras, donde se debaten  ideas con entera libertad, se elaboran propuestas y se toman decisiones de consenso, respetando las disidencias.

Los miembros del Consejo también son integrantes de más de una de las  comisiones de trabajo existentes, bajo la dirección de un coordinador, elegido por sus pares.

 No pasan 15  días promedio sin que esas comisiones: la de análisis político, transparencia, jurídica, o el Comité Coordinador, entre otras, se reúnan para evaluar la situación del momento,  recomendar acciones, rendir informes, realizar estudios.

Algo más, los miembros de Participación deben, además de aportar trabajo y esfuerzo, cotizar según sus posibilidades, y nunca aceptar encargo alguno mediante remuneración, en un ejemplo de elevado civismo.

Saberse  acompañado de personas de reconocida solvencia moral y ética como Juan Bolívar Díaz, Isidoro Santana, Pancho Álvarez, Porfirio Rodríguez, Francisco Checo, Javier Cabreja, Miriam Díaz, Samir Isa, Fausto Rosario, Cándido Mercedes, Somnia Vargas, Ana Teresa Pérez, Fátima Lorenzo, Rosalía Sosa, Manolo Ortega, es todo un lujo. Saberse representante en el país de Transparencia Internacional. Reconocer los aportes significativos para  mejorar el sistema electoral, los partidos políticos, los poderes del Estado, divorciados de la Constitución y las leyes, y combatir la corrupción y la impunidad sin favoritismos, sintiendo que los amigos de ayer en la oposición son nuestros enconados adversarios en el gobierno, es algo que habla bien de la honestidad, la transparencia y la coherencia del accionar político de nuestra institución. Por eso no  puede sentir ningún temor al conflicto ni a la confrontación de las ideas y los principios.

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