El resentimiento y la desesperanza parecen ser los factores que estarían influyendo para que el partido Nuevas Ideas, que fundó el presidente salvadoreño Nayib Bukele, se encamine a una histórica victoria el domingo que le permitiría gobernar la mayoría de las alcaldías y controlar el Congreso.
Unas elecciones municipales y legislativas en las que aunque Bukele no compite está en el centro de la campaña y hasta sus adversarios hablan permanentemente de él.
El joven empresario ganó las presidenciales de 2019 para gobernar el país por cinco años y puso fin a un bipartidismo de casi tres décadas. Desde que era candidato su popularidad se ha mantenido al tope y ahora impulsa a su partido para quitarles el control del Congreso a la derechista Alianza Republicana Nacionalista (Arena) y al izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN).
Pese a que todas las encuestas vaticinan una victoria arrolladora de Nuevas Ideas, los partidos opositores aseguran que sus bases “han despertado” mientras advierten a la población que si Bukele lograr concentrar todo el poder la democracia estaría en peligro.
Arena con 37 diputados, el FMLN con 23 y el conservador Partido Demócrata Cristiano (PDC) han formado un bloque de 63 legisladores que controlan todas las decisiones en el Congreso.
Pero con mayoría en la Asamblea Legislativa, Nuevas Ideas podrá elegir magistrados de la Corte Suprema y el Tribunal Supremo Electoral, Fiscal General y Procurador para la Defensa de los Derechos Humanos, entre otros cargos. En síntesis, podría reemplazar a sus críticos más acérrimos.
El abogado Eduardo Escobar, director ejecutivo de la organización no gubernamental Acción Ciudadana, sostuvo en una entrevista con The Associated Press que si Nuevas Ideas logra la mayoría en el Congreso se perdería “ese elemento de freno al ejercicio del poder que se hace desde el Legislativo cuando se excede la legalidad o la constitucionalidad (y) se frena cualquier intento de abuso, cualquier arbitrariedad que se quiera cometer desde el Ejecutivo”.
Una victoria de Nuevas Ideas, agregó, “profundizaría en el autoritarismo del gobierno liderado por Bukele” pero reconoció que la popularidad de Bukele es casi tan alta como el rechazo a los partidos tradicionales porque “en los 30 años de gobierno de estos partidos la gente no ha visto mejoras en sus vidas”.
En febrero de 2020 Bukele presionó a los diputados para que aprobaran un millonario préstamo para combatir la delincuencia y los convocó a una sesión plenaria, pero los legisladores opositores no se presentaron. Entonces el mandatario llegó al Palacio Legislativo acompañado de militares y policías fuertemente armados. Desde ese entonces la convivencia entre el Legislativo y el Ejecutivo ha sido imposible.
Desde el Congreso los diputados han acusado de corrupción al gobierno, denuncias a las que se han unido otros sectores. Sin embargo, ninguna de las denuncias fue presentada en los tribunales de justicia y la imagen positiva del mandatario no ha dejado de ir en alza.
“La población se cansó de las propuestas de esos partidos y buscó hacia otro lado y allí es donde estuvo la inteligencia de Bukele: supo aprovechar el descontento de la gente y llevarlo hacia su beneficio”, apuntó Escobar.
Dagoberto Gutiérrez, un excomandante guerrillero firmante de los Acuerdos de Paz que pusieron fin a 12 años de guerra civil en El Salvador, dijo a la AP que “la gente este domingo va a enterrar a esos incapaces… que están cosechando un odio y un rencor que ellos se han ganado a pulso”.
Gutiérrez, ahora un respetado analista político, dijo que las elecciones marcarán el fin de una casta política basada en esas fuerzas y que será reemplazada por “una nueva clase gobernante que no viene de ningún partido político… viene de las entrañas de la sociedad”.
A su vez descartó los argumentos de que una victoria de Nuevas Ideas represente una amenaza para la democracia.
Sin embargo, Tahnya Pastor, una joven abogada que no logró que el Tribunal Supremo Electoral la inscribiera como candidata a diputada no partidaria, dijo a AP que ninguna concentración de poder ha dejado cosas positivas y criticó a Bukele y a los diputados opositores por profundizar el conflicto político. “Los puentes están dinamitados, no hay reparación, ya no hay vuelta atrás”.
La abogada sostuvo que “en El Salvador funciona una justicia selectiva, un sistema injusto, circular, vicioso, donde sólo se favorece a los ricos”, pero admitió que “la gente ha puesto sus esperanzas en el presidente Bukele quien ha roto esquemas y, les guste o no, ha dado ayuda a la gente”.
El domingo 5,3 millones de salvadoreños acudirán a las urnas para elegir 262 consejeros municipales, 84 diputados a la Asamblea Legislativa y 20 diputados para el Parlamento Centroamericano.