Por Alfredo Cruz Polanco
Cuando analizamos los resultados electorales de la mayoría de los partidos, organizaciones y movimientos políticos en nuestro país, 35 en total, nos damos cuentas que 26 de ellos no obtuvieron el 1% de los votos emitidos en las elecciones congresuales y presidenciales celebradas el 19 de mayo.
Si observamos cuál ha sido el comportamiento ético, moral y político de sus dirigentes, propietarios o accionistas, ha sido vergonzoso, aberrante, inescrupuloso, irrespetuoso, una burla a todos los que creemos en el fortalecimiento institucional y democrático.
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Recordemos el comportamiento del General (r) Jorge Radhamés Zorrilla Ozuna, presidente del Partido Cívico Renovador (PCR), durante la campaña, cuando en presencia de medios de comunicación, le increpó de manera burda e imprudente al presidente Luis Abinader, para que jurara y se comprometiera a tomarlo en cuenta en el tren gubernamental actual y en el próximo, a cambio de su apoyo. El presidente aceptó de inmediato su aberrante petición.
No bien transcurren las elecciones, cuando el señor Roque Espaillat «El Cobrador», candidato presidencial atípico por el Partido Esperanza Democrática (PED), propiedad de Ramfis Domínguez Trujillo, le reclama a este último la suma de US$750 mil por haber obtenido el 1% de los votos. Dicha reclamación responde, según él, a un acuerdo económico al que habían arribado, si este alcanzaba un % de los votos emitidos.
Recientemente han surgido informaciones de fuentes fidedignas de que en el Partido Socialista Verde, cuyo presidente es Francisco Fernández, al señor Alfredo Pulinario (Cambita), empresario exitoso del Transporte, se le había solicitado una fuerte suma de dinero para que pasara a formar parte de la dirección de ese partido reconocido por la Junta Central Electoral.
En el momento en que dicha operación se estaba conociendo, el señor Pulinario falleció de un infarto y no se pudo materializar dicha operación. Cierto o no, es una manera más de cómo la mayoría de partidos minoritarios actúan como franquicias empresariales que se venden, rentan o prestan al mejor postor.
Existen otros casos de negociaciones que se darán a conocer próximamente.
Es insólito que un país que padece graves problemas económicos y sociales, con una deuda externa prácticamente impagable, alto déficit fiscal y gran deuda social acumulada, que será sometido a una difícil reforma fiscal y que se tomen tantos préstamos, continuemos derrochando tantos recursos y financiando a tantos partidos y organizaciones políticas, que en su mayoría no le aportan nada al país, pues no son más que partidos parasitarios, para que estos continúen burlándose del pueblo dominicano.
Lo peor de todo esto es que a las organizaciones aliadas al partido que gane las elecciones presidenciales hay que otorgarles ministerios, embajadas y direcciones en el Estado para que se las repartan entre sus escasos militantes y familiares, como si tratara de una piñata o una propiedad de ellos. Es de triste recordación la gestión del señor Zorilla como director del Inespre en las pasadas administraciones, las cuales dejaron mucho que desear.