Partidos y movimientos pequeños: sus estrategias

Partidos y movimientos pequeños: sus estrategias

Definitivamente, el proceso de dispersión-agregación y formación de nuevas colectividades políticas en el país parece interminable. Cada día surgen más propuestas políticas con sus correspondientes agrupamientos de singulares individuos y de peñas interesados en incidir en el sistema político a los fines de producir un cambio en la forma de hacer política y, naturalmente, de régimen. Este fenómeno se produce en muchos países, y todos tienen en común una profunda insatisfacción con los partidos que durante décadas han controlado las diversas instituciones del Estado, pero a pesar de esa común insatisfacción, son diferentes las actitudes de algunas de esas nuevas y hasta viejas colectividades frente a aquellas que tradicionalmente han tenido un cierto control y/o mayor incidencia en las principales instituciones del Estado.
Otros elementos que configuran del contexto en que se desenvuelve la insumisión de los nuevos agrupamientos políticos, es la sostenida desmovilización social, el descreimiento y alejamiento de vastos sectores sociales de la política y de los procesos electorales, sobre todo los jóvenes, circunstancia ésta que se materializa como incremento de las abstenciones electorales en varios países, el cual se traduce en agua para los molinos de los movimientos y partidos de corte conservador y populista de derecha que surgen y/o crecen peligrosamente, algunos de ellos alcanzando el poder. En nuestro caso estamos ante un partido/Estado con casi dos décadas de ejercicio del poder que se ha constituido en el nuevo bloque del conservadurismo dominicano, al cual debe ser desalojado de ese que se ha tornado cuasi absoluto.
El factor desmovilización social, el peligro de que se mantenga en el poder un partido que ha sumergido al país en la lógica de la exclusión, la degeneración institucional y el empobrecimiento moral y material de vastos sectores de la sociedad ha sido factor importante para que diversos agrupamientos nuevos, a pesar de sus reservas, busquen formas de hacer política privilegiando proyectos de participación en los niveles locales y congresuales del sistema político, con amplitud de miras y con plena consciencia de la complejidad de la presente coyuntura. Son conscientes de que la presencia de importantes elementos de iniquidad e inequidad en el sistema electoral dominicano puede limitar significativamente ese esfuerzo, más aún, si son muchas y contrapuestas las propuestas de partidos y/o movimientos.
Por tanto, sus objetivos deberían ser realistas, sin aspirar puestos absolutamente inalcanzables, pues candidatos con potencialidad de dirigentes que se inicien en un proceso electoral y tengan resultados extremadamente pobres, arrastrarían un irremediable lastre para su futuro político y para su colectivo. Esta circunstancia obliga a estas agregaciones a no cerrarse y examinar formas de alianzas que además de hacer viables sus propuestas, sean determinantes para detener el reeleccionismo de la corrupción e impunidad. Caminar solo, en nombre de principios abstractos y no de responsabilidad política, significa caminar hacia ninguna parte, algo inexcusable en coyunturas como la presente.
Afortunadamente, la mayoría de los dirigentes de las principales nuevas agregaciones son conscientes de que, en la sostenibilidad y grandes momentos de Marcha Verde, el aporte de TODOS los partidos de la oposición fue crucial. Esa experiencia podría ser fundamental para el diseño de sus estrategias electorales.

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