El parto prematuro es un problema de salud perinatal importante y con gran impacto a nivel mundial; puede aparecer hasta en 10 % de las gestaciones.
Los países en desarrollo son los que sufren las cargas más altas en términos absolutos, en donde los nacimientos prematuros son responsables de aproximadamente 75 a 80 % de la mortalidad perinatal (40 % de estas muertes ocurren en los nacimientos menores de 32 semanas).
Lograr aumentar el número de sobrevivientes sanos y mejorar o reducir el nacimiento prematuro, va de la mano de comprender mejor las causas y factores de riesgo de la prematuridad, así como ofrecer intervenciones médicas de calidad y de manera oportuna.
El parto pretérmino es el que se presenta después de la semana 22 de gestación y antes de haber completado la semana 37 (259 días de gestación, contados a partir del primer día de la fecha de la última menstruación). El trabajo de parto pretérmino es la presencia de contracciones uterinas regulares que ocurren antes de la semana 37 de edad gestacional y que se asocian con cambios en el cérvix (canal que comunica el útero con la vagina). Por otro lado, la amenaza de parto prematuro se presenta cuando solo hay contractilidad uterina aumentada, sin cambios en el cérvix o cuello de la matriz. Recordemos que es normal presentar contracciones durante la gestación, pero estas no son rítmicas, regulares, ni dolorosas.
El parto pretérmino representa un riesgo para el recién nacido por las complicaciones producidas por la inmadurez o por el efecto de los fármacos utilizados para su manejo; igualmente las complicaciones en la madre están relacionadas con las acciones que dichos medicamentos producen a nivel cardiaco, renal y pulmonar.
En general, el parto pretérmino se puede dividir en dos categorías: el espontáneo, que representa el 80 %, el cual es multifactorial, con múltiples presentaciones clínicas que incluyen el trabajo de parto pretérmino (50 %) y la rotura prematura de las membranas o bolsas de las aguas (20 %). El resto (20 %) son planificados y se deben a enfermedades maternas o fetales como por ejemplo: preeclampsia-eclampsia, placenta previa, desprendimiento prematuro de placenta, restricción del crecimiento intrauterino, etc.
Si el parto inicia antes de las 34 semanas y no hay una razón médica que requiera un alumbramiento inmediato, es probable que el médico logre retrasar el mismo algunos días para ofrecer la oportunidad de suministrar corticoesteroides, lo que ayuda al bebé a que sus pulmones se desarrollen más rápido, aumentando las posibilidades de sobrevivir y reduciendo los riesgos asociados con el parto pretérmino; sin embargo, no existen métodos fiables para detener o prevenir el trabajo de parto prematuro en todos los casos.
Después de nacer, los prematuros son llevados a una Unidad Neonatológica de Cuidados Intensivos. Allí son puestos en incubadoras, una cuna cerrada en plástico con ambiente controlado diseñada para mantenerlos tibios, ya que al nacimiento están expuestos a factores ambientales externos, y procesos fisiológicos propios que ponen en riesgo la estabilidad térmica.