POR DOMINGO ABRÉU COLLADO
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Visitar la cueva Fun-Fun, la más larga del país conocida hasta ahora, es siempre una posibilidad de nuevos descubrimientos: formaciones no vistas antes, petroglifos no descubiertos en visitas anteriores, y más recientemente, localización de yacimientos, que por la abundancia de los materiales ya encontrados apuntan a convertirse en sitios arqueológicos sumamente importantes en relación con las cuevas.

Aunque esta cueva está siendo manejada turísticamente de una forma aceptable, una cantidad de elementos de su interior, principalmente de arte rupestre, permanecen ignorados, pudiéndose resaltar para mayor motivación a su visitación.

Iniciados en esa razón estuvimos junto con miembros de la Asociación Dominicana de Escaladores de Montañas –ADEM-: Wladir Hermon, Francesca D’Achille, Giordanno De Peña, Ileana Avilés Terrero y Omar Ventura, junto a quienes estuvimos impartiendo un taller sobre temas generales de espeleología y uso de equipo para descenso y ascenso para los miembros del personal que maneja grupos turísticos en esa cueva.

Ya hemos dicho en artículos anteriores que la mayor parte de la Cueva Fun-Fun está recorrida por el río que al salir de ella toma el nombre de Río Almirante, una corriente que viene subterráneamente desde la formación Haitises y que dio origen a esta cavidad.

En relación con las formaciones espeleotemáticas más impresionantes de Fun-Fun, éstas se encuentran en la galería seca de la cueva, un antiguo cauce de una anterior entrada de agua que se ha denominado de esta manera porque es la parte donde muy ocasionalmente entra agua, sólo cuando se producen grandes aguaceros en Los Haitises.

Pero además de las concreciones existentes, en esta galería existen formaciones testigos de importantes eventos naturales que se produjeron hace cientos de miles, o millones de años, que tuvieron repercusión al interior de Fun-Fun, pues se pueden apreciar formaciones pavimentarias (como la que se ve en la foto) en la que se aprecia una especie de collar formado por cientos de rocas negras, brillantes –como un collar de perlas negras- que fueron depositadas en su derredor mientras el nivel del río mantuvo sus arrastres a esa altura, por bastante tiempo y casi cubriendo la gran estalagmita que lo ostenta, lo que permitió la cementación del collar.

En otro momento hidrogeológico, la corriente se llevó grandes cantidades de materiales de esta galería, dejando la estalagmita desnuda del collar hacia abajo.

Otras formaciones que exponen importantes momentos de la formación del paisaje interior de esta cueva pueden encontrarse a todo lo largo de esta galería.

Las cuevas se forman en roca caliza. Igualmente, prácticamente todas las rocas dispersas en su interior son también caliza. Sin embargo, en esta parte de la Cueva Fun-Fun, encontramos grandes cantidades de rocas negras brillantes y de otros tipos.

La explicación nos la dio el ingeniero geólogo Osiris de León.

“La región oriental de la República Dominicana se caracteriza por la presencia de una extensa secuencia Vulcano-sedimentaria asociada a calizas arrecifales y a intrusiones locales de peridotitas serpentinizadas, siendo la secuencia Vulcano-sedimentaria (lutitas, grauwackas y tobas) la unidad más extendida en toda la región”.

Esto significa que durante el proceso de formación de los suelos exteriores a la Cueva Fun-Fun –proceso que implica grandes movimientos de estratos y rocas y su consecuente fragmentación- las aguas arrastraron gran cantidad de rocas diferentes a las calizas: peridotitas, lutitas, grauwackas y tobas, mezclándose también con arenas blancas (de las calizas) y oscuras (de las tobas y otras) y rellenando gran parte del suelo de la cueva.

Al ser Fun-Fun todavía una cueva activa, este proceso sigue arrastrando materiales hacia su interior mediante las aguas que suelen entrar violentamente a la cueva cuando se producen grandes aguaceros, con suficiente fuerza como para arrastrar grandes cantidades de sólidos.