La pasada segunda semana de abril de cada año, la Iglesia Católica, sus sacerdotes, su egregia feligresía y creyentes convierten en Semana Santa esa memorable fecha cuando se, rinde tributo de recordación a Jesús de Nazaret, hijo de la virgen María, crucificado y muerto en la cruz, siendo reconocido por la Madre Iglesia Católica, como hijo de Dios verdadero, hecho hombre, que vino a la tierra para predicar el perdón de los pecados y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad.
La prensa del lunes 10 de abril destaca con grandes titulares, la crítica que formula la Iglesia Católica por la “falta de honestidad de políticos y la inseguridad pública” exaltando la misión de altos dignatarios que le dieran, por vez primera, “ participación a tres mujeres religiosas”, lo que viene a ser un paso de avance positivo, terminando el culto religioso con el tradicional afamado sermón de las siete palabras donde la Iglesia Católica denuncia “el enriquecimiento ilícito, la corrupción, los daños al medio ambiente” y la “injusticia prevaleciente en la sociedad, el dinero fácil, las uniones matrimoniales de adultos con menores de edad y los embarazos de adolescentes”, entre otros grandes males.
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En esa grave imputación, no hay desperdicio. Lo cierto es que de los muchos y terribles males denunciados con alta frecuencia, si bien son destacados por distintos medios de comunicación, al parecer poco importan. Llama la atención y viene al caso señalar el motivo de alarma y preocupación de la sociedad en común, no solo por “la falta de honestidad de los políticos” que, en términos generales, ciertamente, constituye una desgracia social generalizada que ha de ser duramente combatida sin mayor espera, por todo gobierno bien intencionado sino también, con igual determinación, por diversos sistemas y sectores de la vida pública y privada, siendo la mayoría afectada en nuestro país, como en buena parte de este mundo, con mayor o menor grado de intensidad y fatales consecuencias.
Pasada la “Semana Santa”, volviendo la prensa destaca que el “Ministerio Publico aún no ha encartado a “todos los que son y están involucrados en el caso Calamar” señalando a continuación que figuras relevantes de esa estructura “no están en la lista de imputados”, aun cuando “fueron ideólogos, ejecutores y beneficiarios” de miles y miles de millones de pesos; ni se ha definido en qué condiciones se sigue el proceso donde hay más de 20 imputados, entre ellos dos exministros del pasado gobierno (PLD) que guardan prisión preventiva y un tercero en salmuera, reconociendo que personeros ya identificados por sus nombres respectivos “no eran simples peones de la estructura”, siendo ya algunos de ellos cuestionados y detenidos.
A todo esto digo yo y concluyo. “Sin prisa, pero sin pausa.”, “Vísteme despacio, que voy de prisa.” No por mucho madrugar, amanece más temprano.” Todo a su debido tiempo.