Pasado, presente y futuro de las primarias dominicanas

Pasado, presente y futuro de las primarias dominicanas

Tirso Mejía-Ricart

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Para el futuro
A partir de las ya históricas elecciones primarias del pasado 6 de octubre y no obstante las inconsistencias de las leyes 33-18 y 15-19, podemos aspirar a tener una verdadera democracia electoral que tendrá sin duda un efecto positivo para la democracia plena que merece el pueblo dominicano.
La Ley 33-18, que establece la posibilidad de elecciones primarias abiertas con el padrón de la Junta Central Electoral, es una violación flagrante al artículo 216 de la Constitución de la República, el único que menciona a los partidos políticos en la Carta Sustantiva, es una barbaridad.
Es una barbaridad porque es contraria a un pilar fundamental del pensamiento lógico, que es el principio de contradicción según el cual dos proposiciones opuestas no pueden ser ciertas, por lo cual la democracia interna que señala su artículo 216, no puede ser la democracia externa que se pretende consagrar con la Ley 33-18. Lo demás es un sofisma inaceptable para una ley del Congreso Nacional.
Hasta dónde pretende llegar en su afán de continuismo el gobierno para impedir que sean las mayorías de los partidos las que decidan sus candidaturas, sin influencias externas, tal como dice el párrafo 2 del mencionado artículo de esa Constitución? De acuerdo a ésta, su fin es “contribuir en igualdad de condiciones a la formación y manifestación de la voluntad ciudadana, respetando el pluralismo político mediante la propuesta de candidaturas a los cargos de elección popular”. Más claro, ni el agua…!
Por lo demás, el otro requisito que deben cumplir los partidos políticos, de acuerdo al mismo artículo 216 de la Constitución, es la transparencia; lo que se logra con primarias simultáneas, el arbitraje de la JCE y la libertad de organización y de afiliación de las diferentes banderías políticas. Ello evitaría que las candidaturas sean manejadas casi exclusivamente por el gobierno de turno y las cúpulas partidarias.
Desde luego, para que el voto automatizado, cuya transmisión y cómputo es electrónica, sea aceptable para las elecciones generales, resulta indispensable que llene los siguientes requisitos:
a) Que se realice una auditoría técnica que haga casi imposible el “hackeo” y otras formas de manipulación de los datos
b) Que se puedan contar los votos físicos si hay discrepancias en los resultados y en cualquier caso para la presidencia de la República.
c) Que haya una procuraduría electoral con fiscales en cada provincia y municipio mayor
d) Que la policía electoral detenga y someta a la justicia a quienes son culpables de la compra y venta de votos y cédulas en la periferia de los centros de votación, y se castigue con multas, prisión y degradación cívica a tal prostitución política
e) Que se castigue por igual a la propaganda el día de las elecciones

Para las próximas elecciones debe ser obligatoria la participación en elecciones primarias de todos los partidos que reciban fondos como mayoritarios.

Los partidos y movimientos que no tienen recursos económicos ni humanos podrían hacer convenciones supervisadas por la JCE.

Eliminar definitivamente las encuestas y la selección “por mandatos” de candidaturas a cualquier nivel.

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