Pasajes de la Independencia Dominicana

Pasajes de la Independencia Dominicana

(2)

Benjamin Sumner Welles, en unas rápidas pinceladas, presenta una idea de la situación del país hacia 1840, al referirse a las calles de la ciudad del Santo Domingo de entonces: «Las calles de la ciudad – relata-, que él (Duarte) recordaba haber visto en su niñez llenas de gente de su propia raza en un hormiguero continuo con un alegre bullicio, que ni el letargo de la “España Boba” había podido destruir, ahora se veían desiertas, colmadas de basuras, con sólo unos negros harapientos y holgazaneando por plazas y esquinas…”.

Si Juan Pedro Boyer no hubiera abolido la esclavitud en nuestro país ni hubiera sido el padre del Código Agrario, las sublevaciones, los huracanes y los efectos de la crisis internacional en la economía de la isla hubiesen sido los rasgos fundamentales de sus años de gobierno.

La llamada sublevación de Los Alcarrizos, iniciada el 15 de febrero de 1824 en el sector de la Capital que lleva ese nombre, fue el primer movimiento importante que se levantó contra el gobierno de Boyer; a pesar de contar con un número considerable de seguidores, pronto fue sofocado al ser traicionado. La categoría de este movimiento residía, además del apoyo popular con que contaba, en tener entre sus organizadores tanto al cura párroco como al jefe militar de la zona.

Como resultado de que en 1822, el diputado haitiano Félix Darfour presentara en el Congreso una moción contraria al gobierno de Boyer, se produjo un incidente trágico: Uno de los ayudantes de campo del presidente de la República violó con una turba el recinto de la Cámara de Diputados y sacó del lugar a Darfour y sus compañeros. El primero apareció asesinado poco después y los otros fueron expulsados de la Cámara.

Tanto en 1836 como en 1837 hubo revueltas en Haití, pero de todas las sublevaciones y complots el más trascendente fue el intento de asesinato de que fueron objeto el presidente Boyer y su secretario. Este plan, encabezado por militares disgustados con el gobierno, fue descubierto.

En el lapso de los veintiún años que duró Boyer como presidente de toda la isla, el país fue víctima de huracanes y sequías. El primero de los huracanes se sintió en agosto de 1828.

En 1835 hizo estragos la Tormenta Grande o del Padre Ruíz. A ésta le siguieron tres huracanes de menor capacidad destructora. En 1837 hubo una sequía calificada de extraordinaria por los historiadores, y el último ciclón se hizo sentir en agosto de 1837.

Al referirse a las condiciones materiales de vida de la población durante el período de la ocupación haitiana, Juan Bosch asegura que “A los efectos políticos de la sequía (de 1837) se unieron los que desataron una crisis financiera, calificada en los Estados Unidos, que parece haber sido el país donde se originó, como la depresión de 1837”, para luego agregar que “esa crisis se extendió a Europa y afectó a Francia, compradora de café haitiano, de manera que los dos países con los cuales negociaba principalmente Haití -y por tanto la parte Este de la Isla- cayeron en un estado de marasmo económico que iba a reflejarse en todos los órdenes de la vida haitiana”.

Desde que la depresión económica de 1837 hizo sentir sus efectos en la vida social, económica y política de Haití hasta la caída del gobierno de Juan Pedro Boyer el 13 de marzo de 1843, entre los hechos ocurridos en el territorio de la isla de Santo Domingo los más sobresalientes fueron los siguientes: el acelerado deterioró que experimentaba el régimen boyerista, la fundación de La Trinitaria, que fue el instrumento político que hizo posible en febrero de 1844 nuestra separación de Haití, la propaganda llevada a cabo por los trinitarios con el propósito de sensibilizar al pueblo de la necesidad de independizarse y la originalísima política de alianzas ideada por Juan Pablo Duarte; y como telón de fondo de todo ese proceso, los propósitos de las llamadas grandes potencias de entonces (Inglaterra, Francia, España y Estados Unidos) de adueñarse de nuestro territorio o, cuando menos, lograr la cesión de la bahía de Samaná.

Boyer cumpliría en 1843 veintiún años como presidente de toda la isla y veinticinco como gobernante del territorio de habla francesa. Pero es en 1838 cuando su gobierno empieza a sentir las embestidas de la lucha organizada y de conspiraciones aisladas. De manera que esos acontecimientos contribuirían a corroer la zapata sobre la cual se asentaba, situación que generó la creciente impopularidad del gobierno y su derrota en las elecciones de 1841 para elegir delegados a la Cámara Legislativa haitiana: en la parte de habla española de la isla la mayoría fueron oposicionistas. (Continuará).

 

Publicaciones Relacionadas

Más leídas