Visitando en la clínica al querido amigo y hermano Dr. Fernando Batlle Pérez, con quien mantengo amistad desde principios de la década del 60, pasamos revista de los compañeros que en determinados momentos o fechas especiales nos juntábamos, y nos dimos cuenta de que faltaban algunos. Con él y otros amigos compartimos coincidencias ideológicas dentro del pensamiento humanista cristiano, así como en las luchas estudiantiles y políticas hace ya bastante tiempo.
Fernandito, como acostumbro a decirle al aquerido Batlle Pérez, en el 2019 en un encuentro de amigos de siempre, dijo algo que llamó la atención, y fue con respecto a futuros encuentros, ya que expresó que dadas las circunstancias personales o individuales de los integrantes, deberíamos ir pensando en reunirnos por whatsapp. Todos reímos, pero pocos meses después se estaba decretando la pandemia del covid, lo cual puso freno a los encuentros.
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La realidad es que todos formamos parte de un grupo que algunos denominan selecto que rebasó las ocho décadas. Lo cual es un privilegio, pero además representa un orgullo y compromiso poder continuar ofreciendo voluntad, servicio y amistad. Acción y pensamiento. Solidaridad y testimonio. Si, testimonio de haber podido saltar de un siglo a otro, rebasar dictaduras, procesos bélicos y períodos en los cuales los pensamientos ideológicos provocaron fuertes enfrentamientos, pero dentro de la decencia y moralidad. Y hoy poder decir, que todos somos amigos. Que nos distinguimos y respetamos.
Un grupo que aprendió desde jóvenes a entender dos cosas fundamentales: 1) el respeto a la dignidad humana, y 2): el derecho a disentir. Por eso, aunque creemos en la justicia social y luchamos por establecer un sistema justo y humano, lo concebimos dentro de la libertad y el derecho a disentir. A no ser rebaño. A no tener que obedecer todo lo que un Estado, sistema o partido quiera imponer porque sí.
Pasando revista recordamos a la mayoría de los que se han ido, pero con alegría, no con tristeza. Y también a los presentes, aunque algunos pudieran tener cualquier tipo de dificultad que les impiden ir a otros lugares o que ya no quieran salir por las noches.
Pertenecemos a una generación con muchos años en las espaldas, que aprendió desde temprano a tomar decisiones en función del razonamiento y la lógica. A pensar por sí mismos. Y eso, de alguna manera, aunque muchos se han distinguido como profesionales e intelectuales de manera exitosa, les ha impedido la participación en algunas actividades públicas con el mismo éxito, producto de su reciedumbre, su formación y concepción del ser humano. De la convicción de que lo que hemos sido o la imagen que la gente se ha formado acerca de uno, ya no nos pertenece, sino que estamos obligados a actuar en función de ella. Aunque algunos no lo entiendan.
A todos ellos, a los que se fueron primero y me llamaban desde temprano, y a los que todavía quedan dando carpeta que todavía se acuerdan. Con todos los que compartí ideales y con los que tuvimos enfrentamientos ideológicos, pero que con el tiempo logramos estrechar una amistad, personal y familiar por encima de las doctrinas, en un día especial para mí como hoy, los recuerdo con cariño y respeto.