MADRID (EFE).- La jornada en la Pasarela Cibeles comenzó con la delicadeza y sensualidad de Miguel Palacio y Jesús del Pozo, con un gran protagonista en ambos: el vestido.
Esta prenda en manos de Palacio es ligera, de gasa, con cortes bajo el pecho y amplios escotes por delante y detrás y con largos que en ocasiones se sitúan bastante por encima de la rodilla.
Destacaron en su colección ligeras blusas, con jaretas y mangas fruncidas a veces con hombreras, junto con el regreso de grandes botones como elementos clave de sus creaciones, presentes tanto en sus pequeñas chaquetas como en los amplios abrigos y los pantalones tipo marinero.
En su deseo de vestir a una mujer con volúmenes muy femeninos pero con prendas masculinas, Jesús del Pozo presentó una colección muy comercial en la que suaviza sus tradicionales cortes arquitectónicos, creando una mujer despejada y escultural, de líneas puras.
Del Pozo sacó muchos vestidos, con pliegues y telas cruzadas bajo el pecho y volúmenes globo, pero sin exagerar. Más atrevidos fueron sus amplios pantalones, muy cómodos, a los que alarga el tiro hasta medio muslo, y los amplísimos puños de sus camisas. Como colores azules, grises metalizados, marrones, y miel, con algún toque granate.
El público puesto en pie, incluido el futbolista Ronaldo, despidió las propuestas ultra juveniles con la que Antonio Pernas quiso hacer un homenaje a Kate Moss, según él la modelo más emblemática del nuevo siglo y reina del planeta fashion que representa el espíritu de la colección de este diseñador.
Ese canto a la libertad, individualidad y exclusividad se traduce en prendas más propias de la primavera que del invierno y cuya principal característica es la pequeñez en faldas (algunas tableadas), shorts y abrigos.
Para las prendas más de fiesta, Pernas usa un estampado de círculos geométricos en plata, muy de los años sesenta, y tejidos dorados.