Los poetas, esos seres privilegiados que saben que la aurora volverá cada día, que son capaces de ver en la oscuridad leyendo las estrellas acompañados de la  música del viento, saben que pase lo que pase, mañana saldrá el sol.

Hay, siempre hay,  un día en el que los hombres despertarán con la fresca brisa de la mañana, envueltos en un tenue rayo de luz que indica el camino y dice hacia dónde ir.

Cuentan que dos personas que mantenían una disputa decidieron buscar al sabio de la aldea, un anciano de largas barbas blancas curtido por el tiempo y las experiencias.

Iniciadas las exposiciones de sus argumentos, uno alzó la voz, caminó en forma amenazante contra el otro y el árbitro sentenció: quien pierde la paciencia, quien amenaza, quien miente, carece de razones válidas que le permitan obtener la victoria.

Los dominicanos hemos sido muy buenos para dirimir nuestras diferencias mediante la guerra y aún no hemos sabido construir la paz, en todos los sentidos.

Es como si estuviésemos dispuestos, todo el tiempo, a hacer válido aquello de que “para pelear se necesitan dos” y siempre andamos con los guantes de boxear.

La violencia no es buena consejera.

Lo que conviene es que los certámenes, a los cuales se acude en busca de legitimación para  nuestras aspiraciones, se desarrollen dentro de las reglas de juego y lógico es esperar que transcurran en forma civilizada.

Sería injusto atribuir actitudes más allá de lo que expresan las palabras de quienes se enfrentan.

Llama la atención la desagradable actitud de confrontación y la forma de enfrentar las diferencias recurriendo a la mentira.

De esa forma se alimenta la percepción de que la cosa no anda bien dentro del campo de quienes entienden que da ganancia de causa irrespetar la voluntad popular y suplantarla con recursos económicos.

La convención nacional del Partido Revolucionario Dominicano convierte este domingo 6 de marzo en el gran día para los miembros del Partido Revolucionario Dominicano y para la comunidad nacional.

Los perredeístas saben que la convención debe desenvolverse de manera pacífica y civilizada, que sólo al enemigo le conviene que se produzcan desórdenes y que si uno de los candidatos propicia  la anarquía trabaja para que este pésimo Gobierno permanezca en el poder más allá del 2012.

De punta a punta del país, y en el centro, se escucha un solo grito: ¡Llegó Papá¡ y la imaginación popular ahora le agrega: y huele a Gobierno.

Todas las encuestas dan como ganador de la convención del PRD a Hipólito Mejía. Hoy vamos a demostrar que es cierto.