Pase lo que pase

Pase lo que pase

BONAPARTE GAUTREAUX PIÑEYRO
Siempre me resulta risible eso de los pactos de «caballeros» que firman los politiqueros durante las campañas electorales, dizque para respetarse unos a los otros.

Esos pactos son otro ejercicio de hipocresía llevado al extremo. Generalmente se firman luego de que las campañas sucias se han llevado a cabo.

«Detengamos la campaña sucia», dice uno.

Otro, a sabiendas de que no se logrará nada serio, viable y que se cumpla, inventa una junta, una reunión, una «cumbre, donde los abrazos y los apretones de manos sellan un nuevo documento que todos saben que han violado de antemano y no cumplirán en lo sucesivo.

Por supuesto, no sólo los actores son culpables de las constantes violaciones al arte del buen decir, al respeto al derecho ajeno, al respeto a la justa fama de los contrarios.

En esta pelea de perros que algunos han convertido el quehacer político, hay que tomar la decisión: o se participa en la pelea o se actúa como árbitro…

La campaña sucia comienza con el rumor tendencioso, la frase malsana dejada caer, el comentario venenoso sobre los bienes del candidato contrario, sobre su masculinidad, sobre la conducta de la esposa o el esposo del candidato (a), sobre su desempeño profesional, sobre su papel como padre o madre.

Esa forma de campaña sucia, que intenta descalificar a los contrarios, es la más común. Indetectable en su origen, aunque todos los dedos apuntan hacia el lugar correcto cuando se señala al o a los culpables.

Candidatos hay que no merecen figurar en las papeletas de ningún partido, porque en su ejercicio vital nunca dieron demostraciones de intención de servir a sus comunidades, aunque sí de servirse de ellas cuando se les presenta la oportunidad.

El rumor, el invento, la creación maligna de una conseja que afecte la honorabilidad de un candidato, comienza en cualquier cenáculo de creadores de campañas de difamación.

De ahí salen como las aguas que brotan por un pequeño agujero y bajan la montaña hasta convertirse en un río de aguas profundas, de rápidos torrentosos, bueno sería que siempre se devolvieran contra sus creadores, pero las aguas de los ríos corren hacia abajo.

Los rumores quedan, no pasan como las aguas de los ríos y se pierden en el mar que las absorbe y las sala.

De poco valen la firma de pactos y acuerdos para eliminar las campañas sucias, cuando la mayoría de los partidos y candidatos carecen de propuestas válidas, viables, inteligentes y serias.

Recurren a la bajeza, a la cloaca, al chisme, a la invención de defectos del contrario como forma de disminuirlo, eliminarlo, descalificarlo.

Lo más grave es que los unos y los otros actúan dentro del mismo terreno pues, en los más casos, carecen de una hoja de servicio que le permita a sus comunidades reconocerlos con el favor del voto.

Lo importante, para partidos y candidatos, es que aprendan que no basta con la descalificación del contrario si se carece de una propuesta que invite, que motive al elector.

Lo importante, para partidos y candidatos, es que se comprometan con ellos mismos en llevar a cabo una política que no los avergüence, que no precise de pactos y acuerdos para eliminar las bajezas.

Lo importante es que todos recordemos que después del 16 de mayo de cada año en el cual se realicen elecciones, el país continuará y tenemos que vernos las caras y debemos hacerlo sin avergonzarnos.

Lo importante es que recordemos que pase lo que pase, mañana saldrá el sol.

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