Pasión y muerte de Chernishevski

Pasión y muerte de Chernishevski

El primer atentado contra la vida del zar Aleksandr II se ejecuta el 4 de abril de 1866, en manos de un estudiante nihilista de ideas socialistas y populistas, llamado Dmitry Karakozov (1840-1866). Proviene de un grupo secreto convencido de que sólo con el terrorismo las fuerzas populares causarían un daño irreparable a las fuerzas represivas del zar.

Karakozov es miembro, en efecto, de una facción radical fundada por Nikolai Andreyevich Ishutin (1840-1879), quien fue uno de los primeros socialistas utópicos de Rusia, difunde entre los estudiantes propaganda socialista, y les enseña a aplicar tácticas conspirativas y terroristas. Para cumplir con tales fines crea un comité subversivo que nombra la Sociedad de Ishutin.

El joven Karakozov intenta dispararle al zar Aleksandr II desde corta distancia, con una pequeña pistola, en las puertas del Jardín de Verano, en San Petersburgo, un parque donde la alta sociedad de la ciudad acostumbra a pasear y encontrarse. El atentado viene frustrado por Osip Komissarov, un campesino que se encuentraba por casualidad al lado del terrorista y que le golpea en el codo derecho antes de que este hiciera el disparo.

Inmediatamente después del atentado el Consejo de Ministros decide diversas medidas represivas, entre la que se encuentra la orden de trasladar lejos de la ciudad de Irkutsk, en Siberia, a todos los presos políticos peligrosos por su influencia sobre la juventud. Entre estos  descolla Chernishevski, que viene desplazado en una perdida aldea de una comarca del norte de Siberia, Viliuisk, donde sus habitantes, de cultura yakuta, no hablan ni conocen la lengua rusa.

Los yakutos son un pueblo que hablan una lengua una lengua derivada de una rama túrcica, cuyos parientes más cercanos son las tribus túrcicas que viven al suroeste de la actual región yakuta, en las montañas Sayan, en el región superior del Yenisey, en la cercanías de la zona montañosa de Altai. Esta es una cordillera de Asia central, que se desplaza por territorios de Rusia, China, Mongolia y Kazajistán. En pocas palabras, después del atentado, Chernishevski es enviado al último confín del mundo.

El pensador, que a pesar de sus grandes penurias nunca pierde el ánimo ni el aplomo de su dignidad, describe las terribles condiciones en que vive, en carta a su mujer, fechada el 3 de abril de 1872: “… el clima aquí no es bueno. No se trata del frío, entre un frío de -20 grados y uno de -40 grados (Celsius) no hay gran diferencia. Es el clima en sí, el aire, el que es malo. (…) La tierra siempre está mojada hasta muy hondo… la humedad del aire viene de la tierra, es una humedad distinta de la que deriva de la lluvia, y sólo se va en invierno. (…) A Viliuisk se le llama ciudad, pero es algo tan pequeño que no es ni siquiera una aldea… Hay que imaginarse un caserío en que sólo se puede vivir porque al lado hay una ciudad o un pueblo grande donde se encuentran mercancías para suplir las necesidades de sus habitantes. Traslada ese caserío al desierto, a setecientas verstas –la versta es una medida rusa de longitud que equivale aproximadamente a un kilómetro- del mercado más próximo, esa es la situación de esta aldea.”

“Conozco bien la miseria…. Pero no me puedo quedarme frío al mirar a esta gente. Su miseria perturba incluso a mi alma encallecida. He dejado de dar paseos por la ciudad para no ver a estos desgraciados. (…) ¿Se producen asesinatos aquí? No, es un pueblo tranquilo; pero son frecuentes los suicidios. En este pueblo no tengo la oportunidad de hablar con seres humanos. El libro los sustituye. Pero para otros sería imposible vivir aquí”.

En 1874, el gobierno central propone a Chernishevski que solicite una gracia al zar para liberarlo, pero el escritor se niega a pedir clemencia o una absolución por crímenes que no reconoce haber cometido.

Sólo en 1883, después de dos años de una negociación secreta entre el grupo populista “Narodnaya volia – La voluntad del pueblo” -ejecutores del atentado en que muere destrozado por una bomba el zar Aleksandr II, el 1 de marzo de 1881- y el nuevo zar, Aleksandr III, hijo del difunto, los revolucionarios prometen no realizar actos terroristas durante los actos de coronación, y el gobierno se compromete a liberar de Siberia al escritor populista, permitiéndole trasladarse a la ciudad de Astracán, en el delta del río Volga sobre el mar Caspio.

Allí permanece hasta 1889 –se mantiene con el fruto de traducciones y transcripciones de documentos-, cuando se le permite mudarse a su ciudad natal, Saratov. Llega a esa ciudad con la salud muy quebrantada y fallece allí, tres meses después de haber llegado, el 17 de octubre de ese año.

Friedrich Engels, en un escrito de 1894, “Acerca de la cuestión social en Rusia”, donde polemiza con los populistas, subraya la importancia de Chernishevski para comprender y buscar soluciones realistas al problema social en Rusia.

En ese ensayo, Engels señala: “La comunidad rusa ha llamado la atención y se ha ganado el reconocimiento por sus hombres libres, que se hallan incomparablemente por encima de los Herzen y los Tkachov. Entre aquellos descollaba Nikolai Chernishevski, ese gran pensador, al que Rusia debe tanto y cuyo asesinato lento mediante los largos años de destierro entre los yakutos siberianos mancillará eternamente la memoria de Aleksandr II el «Liberador»”.

Y agrega, a continuación, una valoración de la obra del escritor ruso: “En razón de la barrera intelectual que separaba a Rusia de Europa Occidental, Chernishevski jamás conoció las obras de Marx, y cuando apareció «El Capital» hacía ya mucho tiempo que se hallaba en Viliuisk, entre los yakutos. Todo su desarrollo espiritual se basó en las condiciones creadas por esa barrera intelectual. Lo que no dejaba pasar la censura rusa no existía en absoluto para Rusia. Por eso, si en unos u otros casos encontramos puntos débiles en él, cierta estrechez de horizontes, no podemos por menos de asombrarnos de que no sean mucho más frecuentes”.

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