Con la autoridad que entraña haber estado en diferentes épocas como líderes la entidad magisterial que está lanzada a la paralizaciones de docencia, once de ellos han pasado reconfortantemente a fungir de mediadores en el conflicto por alza salarial que enfrenta al Ministerio de Educación con sus servidores; aceptados implícitamente por las partes como entes de neutralidad y buena voluntad para zanjar las diferencias que colocan entre la espada y la pared el año escolar. Millones de estudiantes en su mayoría pobres o muy pobre sometidos a sistemáticas negaciones del pan de la enseñanza, Víctimas de demandas sindicales contrarias a una equilibrada programación de inversiones y gastos. El 60% de la conquista del 4% del PBI para la Educación ha sido empleado más de una vez para mejorar el ingreso de los maestros públicos, garantizarles pensiones justas e incluirlos en capacitaciones con las que ascienden a categorías mejor pagadas.
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Un incesante reclutamiento de nuevos profesores más calificados y con sueldos que corresponden a la importancia de su oficio hablan de un Estado empeñado en dignificar la labor docente por encima de otras áreas de la administración estatal. Una movilización ciudadana de envergadura fue clave para que hoy fluyan mayores recursos públicos para la enseñanza y sus complementos en útiles, alimentación y transporte gratis y sus efectos deben llegar al sistema sin dejar fuera a ningún componente para lograr efectos homogéneos e integrales. El luchismo defrauda al pueblo.