Pasos firmes hacia comicios

Pasos firmes hacia comicios

El proceso electoral, pendiente de importantes definiciones sobre la forma de sufragar y computar votos, marcha hacia consensos de orden práctico que no deben demorarse; que fijen desde temprano las bases de confianza en la transparencia y equidad de las venideras consultas para la selección por separado y a nivel nacional de autoridades municipales, congresuales y del binomio titular del Poder Ejecutivo. No dejar fisuras en los procedimientos de aplicación de leyes y reglamentos inherentes al juego democrático que puedan dar pie a confusiones e impugnaciones bien fundadas; además de las inevitables que suelen proceder de la incapacidad de aceptar derrotas y que luego no resisten comprobaciones.

Fortalecer la institucionalidad no dependerá exclusivamente de la libre participación de votantes ni bastaría con lograr una medición idónea de boletas para la legalidad y legitimidad de resultados. Es insoslayable evitar con previsiones y aplicación oportuna de sanciones que persista la desigualdad en el uso de recursos a disposición de los contendientes, riesgo real por el contundente y abierto patrocinio que desde entes de Estado reciben candidatos de signo oficialista. Está clara ya la conveniencia de que las próximas justas se desarrollen bajo la observación neutral de la Organización de Estados Americanos, además de confiarle la auditoría forense demandada y pendiente de aplicar.

Las presiones del crecimiento

El impresionante aprovechamiento del espacio aéreo que se manifiesta con la aparición continua de elevados edificios habitacionales (torres) causa preocupación por la forma en que intensifica la densidad de los usos domésticos y comerciales en determinados polígonos de la ciudad. Flamantes asentamientos que no por lujosos dejan de sobrepasar la capacidad de las infraestructuras de servicios públicos disponibles en sus geografías. Santo Domingo debe crecer hacia arriba bajo límites que eviten amontonamientos. Algunos perímetros de elegancia, confort y altos niveles de ingreso están cruzados por vías principales y muchas secundarias y estrechas sometidas a un crecido parque vehicular que las congestiona. El subsuelo de esas «prosperidades» está sobreexplotado para obtener agua y descargar residuos en una ciudad sin sistema cloacal.

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