Los pasteles de luna son un bocadillo indispensables en las celebraciones del Festival de Medio Otoño, instituido por los chinos, como una especie de acción de gracias, admiración de los hermosos dones de la naturaleza y reflexión al acercarse el final de la ardua jornada anual en el campo. 

Para los chinos, en esta época del año, la luna luce más grande y redonda, y las celebraciones de este festival están relacionadas directamente con ella. Desde el año 772-484 antes de Cristo, específicamente durante las estaciones de primavera y otoño, ya se han encontrado referencias acerca de las celebraciones en su honor, aunque la primera declaración de un Festival de la Luna surge durante la dinastía Tang (618-907).

No se ha encontrado una relación histórica exacta de cuándo se inició la tradición de comer los pasteles de luna. Generalmente, la cena de esa noche debe ser al aire libre, se suele hacer una parrillada, acompañada por abundantes pasteles de luna, un buen té y toronjas, las cuales se producen para esta época y por su forma redonda, tiene una asociación romántica con la luna.

Los pasteles de luna, cuyo nombre se debe a la forma generalmente redonda que tienen, simbolizan la unidad familiar y la perfección. Es costumbre regalar estos pasteles, y para los que llevan esta tradición, el esfuerzo estaría recompensado si pueden sentarse tranquilamente a disfrutar de la suave brisa y el brillo de la luna llena en esta noche de otoño.

Cada provincia en China tiene su forma peculiar de preparar estos pasteles. Por ejemplo, en Taiwan, la cubierta es más crujiente y quebradiza, sin embargo, en Kwangtung, la cubierta es suave y más fina; aunque los más famosos son los de estilo cantonés, debido a la promoción que se le ha dado.

Existen diferentes variedades de relleno para estos pasteles, desde una mezcla de semillas de loto, pasta de dátiles y yema de huevo. Algunas personas dicen que tales ingredientes tienen relación con la rebelión de los mongoles.

Según se cree, las semillas de loto representan las semillas de la rebelión; los dátiles la fecha del alzamiento; y las yemas, el jugo opresor que debía ser extirpado; e independientemente de que sea cierto o no, lo cierto es que este tipo de relleno es el más común en los pasteles de luna en muchas provincias de China.

En Taiwan, donde la alta tecnología y la informática parecen desplazar a todo lo tradicional, el pastel de luna sigue prevaleciendo como bocadillo indispensable para este importante festival; y en la actualidad, algunas tiendas ofrecen pasteles de luna rellenos de helado, frutas frescas y hasta goma de mascar, aunque los entendidos, consideran que su típico sabor nunca desaparecerá.

 Algo de historia

Desde tiempos remotos, los chinos celebran tres importantes fiestas en base al  calendario lunar: el Año Nuevo Chino, el Festival de los Botes Dragón y el Festival de Medio Otoño. Este último se diferencia de los otros por un estilo más apacible y suave de celebración, además se celebra de noche y las otras dos esencialmente de día.

El Festival de Medio Otoño no requiere de grandes despliegues, ya que es una especie de celebración familiar, íntima y de una naturaleza delicada. En China, la luna ha sido uno de los temas predilectos de los poetas, literatos y pintores a través de los años, En torno a ella, se han tejido muchos romances y leyendas que resaltan el embrujo que siempre ha ejercido sobre la humanidad.

El festival se celebra el décimoquinto día del octavo mes del calendario lunar, y debe su nombre a que cae precisamente a mediados de otoño. Ese día, los chinos tienen la costumbre de contemplar la luna llena de la noche y comer la torta lunar.

En la antigüedad, para rogar a la divinidad celestial buenas cosechas, los soberanos solían efectuar interpretaciones musicales dedicadas a la luna en una noche del mes octavo. Como en lo referente a la luna no hay mejor noche que la luna llena, esa noche siempre fue la del día quince, de ahí se formó a poco a poco el hábito de contemplar la luna llena en el mes octavo.