El sacerdote haitiano Fisner Vaillant, director de Caritas de San Pedro de Macorís, consideró que el pueblo haitiano tiene razones más que suficientes para salir a las calles a protestar, debido a la corrupción desmedida, la pobreza extrema en la que vive más de la mitad de la población, y los deficientes servicios de educación, salud, vivienda, agua y saneamiento.
Al hacer el señalamiento afirmó que en estos momentos en Haití se registra la debilidad de un Gobierno que no ejercita adecuadamente su soberanía fiscal, y la falta de capacidad del Gobierno para dirigir el país conlleva a que esté funcionando “como un barco sin capitán y no se sabe hacia dónde va”.

Refirió que una gran parte de los haitianos sufren, desde hace mucho tiempo, las consecuencias de vivir en una sociedad tremendamente injusta y excluyente. “Mi conciencia de pastor me impulsa a condenar esta situación, denunciando algunas de sus manifestaciones más dolorosas en el momento actual”, dijo.
Entre los principales problemas que viven los haitianos, Vaillant citó que más de la mitad de la población sobrevive bajo niveles de pobreza, particularmente en el área rural y sobre todo en los barrios de la capital Puerto Príncipe, mientras que solamente unas partes de familias tienen un ingreso que casi no da para la nada.
Dijo también que los servicios de educación, salud, vivienda, agua y saneamiento no sólo están distribuidos en forma desigual e injusta, sino que algunos de ellos han sufrido merma en su financiamiento en el presupuesto, mientras se ha aumentado los recursos para los funcionarios.
En cuanto a la corrupción pública, indicó que Haití sigue sufriendo ese cáncer y ahora el pueblo reclama justicia por el dinero de Petrocaribe. “Que los corruptos tomen conciencia de sus delitos y que ellos mismos se entreguen a la justicia. El pueblo pide justicia y hay que darle justicia. Porque la voz del pueblo es la voz de Dios.”
Consideró preocupante que se haya perdido la confianza y la credibilidad en los poderes del Estado por la lucha interna entre los organismos del Gobierno y la persistencia de poderes fácticos negativos.
Vaillant afirmó que esto ha impedido el establecimiento de políticas públicas definidas que presenten a los gobernantes como rectores de acciones encaminadas a superar los problemas nacionales. Llamó al pueblo a no perder esperanza.