JACMEL, Haití. AP.  Casi nada ha cambiado desde que el pastor cristiano Danny Pye fue encarcelado abruptamente en Haití en octubre pasado.   No hay cargos presentados en contra de Pye, de 29 años. Al principio le ordenaron que estuviera bajo custodia por 90 días mientras se realizaba una investigación por acusaciones según las cuales había tomado propiedades de un ministerio con sede en Estados Unidos. La orden incluso sorprendió a los líderes del ministerio, que pensaron que lo habían resuelto con un acuerdo legal.  

Pye fue liberado brevemente en Nochebuena, pero justo cuando caminaba hacia su auto acompañado de su esposa Leanne, que espera actualmente al hijo de ambos, un policía se acercó a ellos, le entregó a Pye una orden de aprehensión y lo regresó esposado a la cárcel. Tiempo después le dijeron que habían surgido dudas sobre la validez de su cédula de residencia.   Pye comparte una celda de tres metros y medio por tres con otros 30 hombres y toda la situación le parece kafkiana.   “No me han acusado de nada, no hay una razón. No hay una explicación”.  

Tras el terremoto del 2010, el ministerio Joy in Hope para el que trabajaba Pye comenzó a tener cambios. Según Pye, él y otra pareja se enredaron en un pleito por el control de una misión de ayuda para Haití que era controlada desde Carolina del Norte. En agosto  Pye fue despedido por la dirección de la misión lo que llevó a que él y su esposa crearan un orfanato independiente para 22 niños que eran atendidos por ellos y que tenía el nombre de Kenbe Fem o “Fuerza contínua” en creol.   El director de Joy in Hope, Brian Williams, rechazó dar otros detalles sobre el despido de Pye, y dijo que se trataba sólo de asuntos “organizacionales”.