El periodista y escritor Pastor Vásquez puso en circulación su obra Guanibey, una recopilación de historias y relatos sobre la cotidianidad publicados en la columna semanal Tierra Alta, que escribía desde 1998 en el periódico HOY.
En el acto exhortó a los jóvenes a leer más, estudiar y educarse, que son las únicas alternativas para salir de la pobreza.
La presentación del libro estuvo a cargo del embajador dominicano en Trinidad y Tobago, José Serulle Ramia; y se llevó a cabo en la biblioteca República Dominicana con la presencia de amigos y relacionados, en un escenario decorado con muebles de madera pintados de azul claro y otros objetos que emulaban casas campesinas habitadas por personas de escasos recursos en los bateyes.
Según el autor, los relatos son un poco de lo que son los dominicanos, un trozo del alma rural del pueblo, un pedazo de nostalgia del viejo central azucarero y los relatos que nuestros abuelos contaban sobre las guerras civiles, señaló.
Vásquez es periodista y diplomático. Actualmente es ministro consejero de la embajada dominicana en Haití. Es oriundo de La Ceyba 12, comunidad cañera del Ingenio Ozama, hoy sección del Distrito Municipal de La Victoria, Santo Domingo Norte. Nació el 30 de marzo de 1967. Es hijo de don Mateo Vásquez y doña Juana Frías.
Laboró en el periódico El Caribe, como editor deportivo; en la redacción deportiva del periódico EI Nacional y en el 1992 ingresa a la redacción del HOY, donde se dio a conocer por su dominio de los temas haitianos y fronterizos.
El autor. Vásquez actualmente es ministro consejero de la embajada dominicana en Haití. Es originario de La Ceyba 12, comunidad cañera del Ingenio Ozama, hoy sección del Distrito Municipal de La Victoria, Santo Domingo Norte. Nació el 30 de marzo de 1967.
El libro. La presentación del libro estuvo a cargo del embajador dominicano en Trinidad y Tobago, José Serulle Ramia.
Anécdota Cuando era niño, el tío Fausto de Padua contaba historias de tierras lejanas. Para esa época la industria azucarera de la República Dominicana estaba en su apogeo y las zonas de influencia de los ingenios azucareros eran un hervidero humano a donde venían aventureros de diversos lugares de la isla, detrás del movimiento económico que generaba la molienda, refirió el autor.