Al conmemorarse ayer el Día Internacional de las Enfermeras, el obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Santo Domingo, Amable Durán Tineo, resaltó la ardua labor de este personal y reflexionó sobre las condiciones en las cuales desempeñan sus largas jornadas de trabajo, dentro del Sistema Dominicano de Salud.
En la homilía de la misa en la Catedral Primada, ofrendada por la Pastoral de la Salud, instó a los servidores de servicios sanitarios a ser más humanos con los enfermos, porque la ternura es la llave para entender al desvalido y también es una medicina preciosa para su curación.
Monseñor Durán reiteró el mensaje del papa Francisco: “La Enfermera tiene una relación directa y continua con los pacientes, los cuida cada día, escucha sus necesidades y entra en contacto con su mismo cuerpo del que se ocupa” y debe mostrar “ternura” y “sensibilidad”.
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Expresa que la ternura pasa del corazón a las manos, a través de un ‘tocar’ las heridas de pleno respeto y de amor”.
En tanto, Sor Trinidad Ayala Adames, coordinadora general de la Pastoral de la Salud, resaltó la labor del personal de enfermería, ya que es la columna vertebral de los servicios de salud del país.
Elevó su voz para “visibilizar a los profesionales que viven situaciones difíciles a cualquier nivel, a quienes les exhortamos a escuchar la Palabra para encontrarse con Cristo y descubrir un nuevo sentido para su existencia”.
Por eso, llamó a la “sensibilización frente al gran sufrimiento que implica la pérdida del equilibrio de la salud en las personas”.
Elevó su voz para “visibilizar a los profesionales que viven situaciones difíciles a cualquier nivel, a quienes les exhortamos a escuchar la Palabra para encontrarse con Cristo y descubrir un nuevo sentido para su existencia”, indicó Ayala. Exige a las autoridades acudir en su auxilio para superar problemáticas estructurales de la comunidad.