Pata Blanca, un héroe olvidado

Pata Blanca, un héroe olvidado

Fue uno de los combatientes más activos en los inicios de la contienda de abril de 1965. Llamó a militares y civiles desde Radio Santo Domingo para que se integraran al movimiento porque no solo tenía firmes principios revolucionarios sino que además era un extraordinario orador con indiscutible poder de convocatoria.

Volvió a la emisora a exhortar a la población a colocar espejos en los techos y tuvo una tercera intervención para poner al micrófono a la madre de un piloto rogando a su hijo que no se prestara a disparar al pueblo. También hizo llamados a los moradores de San Isidro para que cortaran el agua, porque sin el valioso líquido los tanques asesinos no podían funcionar y los aviones se verían impedidos de volar.

Pero además de sus afanes en esa guerra que le costó la vida apenas empezaba, fue uno de los más diligentes dirigentes sindicales con que contó el país. Estuvo entre los fundadores del Sindicato de Trabajadores Portuarios de Arrimo (POASI) y de los Marinos Mercantes Dominicanos y anduvo por diferentes pueblos creando gremios en las fábricas y convirtiendo en democráticos los que habían sido dominados por la dictadura de Trujillo.

Conspiró para derribar al Triunvirato tras el Golpe de Estado contra Juan Bosch y organizó y participó en huelgas políticas, sobresalió en congresos y “sirvió de chispa para hacer la revolución nacional integrando a la Unión de Estudiantes Revolucionarios, UER; Federación de Estudiantes Dominicanos, FED, y a los sindicalistas”.

Se llamaba Teófilo Ortiz y le apodaban Pata Blanca. Lo recordarán familiares y contados compañeros de lucha, como Herminio Sosa, que lo conoció en la Ravelo esquina Vicente Noble número 54, local de los mercantes, y estrechó relaciones con él tras el derrocamiento de Bosch. Eran como hermanos que no se separaron hasta el 26 de abril de 1965 cuando el rebelde luchador desapareció para siempre.

Quince años después de su asesinato se designó con su nombre una calle de Villa Duarte poco transitada.

Autores de libros sobre la clase obrera apenas lo citan. En un informe de la OEA se ofrece incorrecta la fecha de su eterna ausencia.

Herminio Sosa, viejo guerrero de San José de los Llanos que ocupó la dirección de POASI, viajó a China a entrenarse, conoció a Mao Tse Tung y a Chou En-Lai y estuvo exiliado, narra lo que conoció del consagrado vocero de los trabajadores que antes de ser marino mercante fue militar. “Quizá de ahí le llegó el dominio de la palabra, era el mejor orador de su época”, expresa Sosa, quien nació el 26 de abril de 1934.

Teófilo vino al mundo en La Yeguada, de ese municipio, y era probablemente dos años mayor que él. Afirma que conoció la esposa de Pata Blanca en Villa Duarte pero desconoce si aún vive. No sabe si dejó descendencia.

En la guerra. Los de Poasi “teníamos el sindicato en la Vicente Noble 14 frente a la clínica Záiter”. Hasta allá llegaron Teófilo y Herminio ante la convocatoria del sábado 24. Frente al local cayeron dos policías. Sosa conoce el nombre de uno y el de su victimario herido. Tras el incidente se incorporaron a la consigna “¡Armas para el pueblo!” y en ese reclamo estaban cuando se presentó “un coronel de apellido Cornielle, de los Cascos Blancos”.

“Pata Blanca ordenó: ‘¡No se mueva nadie! ¡Estamos en guerra, no pueden huir!’ y Cornielle se retiró”, cuenta Herminio poniendo de manifiesto el valor y el liderazgo de Ortiz. Tras un período de confusión y espera Teófilo se refugió esa noche en una oficina de la calle Arzobispo Meriño junto a 17 hombres que protegían el lugar y hacían contactos telefónicos. El 25 encontraron al pueblo en las calles. Pata Blanca, Sosa y “José el Mulo” subían la Vicente Noble cuando un oficial del ejército del bando constitucionalista se sorprendió de que Ortiz anduviera desarmado.

Herminio relata las tres comparecencias de Pata Blanca en la emisora donde lo recibió el locutor Luis Acosta Tejeda. En una le iban a impedir la entrada “porque ya Pata Blanca estaba armado con una granada” que Sosa guardó.

“El 25 en la tarde se produjo la primera escaramuza de los aviones en el puente y nosotros colocamos los Catarey para repeler. Nos quedamos ahí junto al pueblo y ahí amanecimos”, refiere Herminio.

Al día siguiente, cerca del mediodía, “anduvimos por las calles 11, 13 y 15, detrás del hospital Morgan por donde vivía el papá de Pata Blanca, que lo buscaba para cambiarse la ropa. No lo encontramos”. Sosa comenta que el fragor de la guerra les nubló la mente y no repararon en que podían comprar vestimenta nueva. “Volvimos para el puente. Teníamos un cañoncito de 85 milímetros y cuando terminó el bombardeo nos trasladamos a guardarlo a la calle Licey”, añade.

Final de Pata Blanca. Relata Herminio que como no encontró a su padre en el barrio 27 de Febrero, Teófilo decidió ir a Villa Duarte a bañarse y ponerse ropa limpia. “Le dijimos que no, y él insistió. Decidimos acompañarlo y no quiso”.

-Yo soy de ese barrio, si voy solo me escurro de callejón en callejón y así mismo regreso, si va el grupo nos van a delatar o descubrir, espérenme aquí, manifestó. Eran alrededor de las siete de la noche.
“Se fue y no regresó jamás. Unos dicen que lo agarró el CEFA, lo llevaron a San Isidro, lo fusilaron y lo picotearon, otros que lo trasladaron a un campamento en La Victoria y lo mataron”. Al enterarse, Herminio lloró de rabia e impotencia. “Maldije, estrallé, me enfurecí: ¡Malditos sean! ¡Tenemos que matarlos a todos! ¡Mientras esté vivo los perseguiré!”. Lo expresa y le brotan las lágrimas. “Todavía me duele, no me gusta hablar de eso”, exclama.

Teófilo era «colorao, como avispado, medía 5’11, fuerte, bien parecido, elegante, muy enamorado, las mujeres lo piropeaban. Lo comparo con Homero Hernández en su valor y en su habilidad, con la diferencia de que Pata Blanca fue un gran orador y conversador”. Agrega que intervino en congresos junto a Amín Abel, Jimmy Durán, Julio de Peña Valdez. Era miembro del Buró Sindical del PRD.

Para Herminio, “el PRD no se ocupó” de mantener vivo su nombre por lo que es desconocido y ha sido olvidado. Además, explica, “a él lo mataron comenzando la lucha, la gente no llegó a conocer sus cualidades pero era connotado dentro del PRD, si ellos no lo destacaron no podrán recordarlo. No conocemos ni una foto suya, solo esa callecita de Villa Duarte, pero él merece más que eso”.

La calle. El 20 de agosto de 1980 el Ayuntamiento del Distrito Nacional tomó en cuenta que Teófilo “cerró fila luchando contra la ocupación del pueblo dominicano por fuerzas norteamericanas durante los acontecimientos de la Revolución de abril de 1965” y significa que ese “humilde luchador cayó inmolado por la bala asesina en defensa de los derechos que tienen los pueblos de mantener y defender la soberanía nacional”.

“Por su valor por la causa reivindicadora de su pueblo, es merecedor de ser honrado”, agrega y designa “Teófilo Ortiz (Pata Blanca)” la antigua calle B de Villa Duarte. En el rótulo apenas se lee Teófilo.

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