Patadas en el trasero

Patadas en el trasero

La regla ha sido que los países grandes den patadas a los pequeños. Ocurre así desde la más remota antigüedad. En la época contemporánea los países débiles han sufrido un variado “menú” de patadas políticas. Las botas con las que se propinan las patadas han sido, sucesivamente, inglesas, francesas, alemanas, rusas, norteamericanas. Las atemorizadas nalgas que reciben las patadas, quedan marcadas con hematomas que parecen tatuajes o señales para identificar ganado vacuno. Unas veces la marca es un escudo real o un símbolo imperial; pero puede ser la cruz gamada nazi, la hoz y el martillo o el signo monetario del dólar.

Todas las patadas son dolorosas, no importa la clase de carimbos que dejen impresos en los culos. Las Antillas, mayores y menores, son lugares donde se habla inglés, francés, español, holandés. Jamaica, isla que fue española y dominio del tercer almirante Luis Colón, marqués de Jamaica, es una posesión inglesa desde que la conquistaron Penn y Venables tras fracasar el asedio a Santo Domingo. Nuestra isla fue una tierra española en el Este y francesa en el Oeste. No en balde Juan Bosch llamó al área del Caribe “frontera imperial”. Las grandes naciones pelearon en las Antillas para controlar las rutas marítimas entre Europa y América.

En los últimos tiempos, la República Dominicana ha recibido numerosas agresiones con motivo de la inmigración haitiana hacia nuestro territorio. La sentencia 168/13 del Tribunal Constitucional ha sido cuestionada por diversos organismos internacionales. El reglamento de regulación de inmigrantes indocumentados, también han sido blanco de críticas “intervencionistas” por parte de extranjeros. Políticos, diplomáticos, funcionarios administrativos, de Francia, Cánada, E.U.A, no han cesado de opinar sobre asuntos internos de nuestro país. Cosas que no tolerarían en sus países, las vuelcan sobre la RD.

Ahora, el secretario general de la ONU, el coreano Ban Ki-moon, pretende explicarnos el concepto de apatridia y señalarnos el camino de la misericordia colectiva. En los EUA hay miles de niños, emigrantes ilegales, merecedores de la piedad del Consejo de Seguridad de la ONU, a cuyo servicio trabaja el señor Ban. Ojalá que el próximo lunes, cuando llegue el señor Van Rompuy, Presidente del Consejo Europeo, no recibamos patadas con doce estrellas en círculo.

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