Me dispuse a rebuscar en lo más hondo de la data sobre palabrerías de nuestro querido idioma español, el significado de la palabra ‘Patana’ –piensa Píndaro, mientras sigue aturdido ante el aparatoso accidente provocado por un irresponsable de los tantos que hay detrás del volante en nuestras calles y carreteras-, y lo que encontré, y me dio en la misma cara, fue, ‘Patán: Hombre que se comporta de forma ignorante, tosca, grosera’… Y, nos pone como ejemplo: ‘no había podido ir apenas a la escuela, era un patán, pero sus palabras tenían justeza y brevedad…’ Y, más adelante lo refiere como ‘hombre rústico que vive y trabaja en el campo’… Todos, de alguna forma, en mayor o menor grado podríamos en algún momento dado haber cometido una acción patanesca… En términos generales, la estrategia de un patán es asustar desde las amenazas” –reflexiona cabizbajo Píndaro mientras Herminio, que lo ve en esa actitud, pone su mano derecha sobre su hombro y le comenta-, “Desde hace años hemos dedicado unas seis versiones de estas líneas quincenales a exponer sobre la irresponsabilidad que pulula por nuestras vías, muchas veces en contubernio con las mismas autoridades… Claro, muchos de ellos se creen ‘los dueños del país’, hasta que aparezca un gran responsable que haga que el sistema funcione… Hoy por hoy muchos patanistas que, por haber sido apañados en el proceso de selección para permitírseles estar detrás de un volante de esos monstruos con cabezote a los que llamamos ‘patanas’, se han colocado en la categoría de ‘patanes’ y, la culpa no es solo de ellos, sino del propio sistema”.
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“Herminio –exclama Píndaro-, es que si se hiciera uso de un mínimo de voluntad, se recogiera a todos los famosos ‘padres de familia’ al volante de estos vehículos, y se les aplicara una evaluación obligatoria que luego, al analizar sus resultados, se les expidiera una licencia no para matar –como pareciera en la actualidad-, sino para conducir con responsabilidad para proteger la vida de los demás, al tiempo que la propia, y la carga en sus colas y los furgones guiados por sus cabezotes… Es más –agrega Píndaro-, si partimos de una premisa lógica, esos choferes que irresponsablemente actúan no son los únicos responsables, también debemos meter en el mismo saco a los propietarios de esos vehículos, pues sabiendo el nivel de educación de aquellos a quienes contratan lo que les importa es la tarifa que percibirán por un servicio acordado con sus clientes” –a lo que Herminio agrega-, “El perfil psicológico de un patán –que muchos de ellos aquí, reiteramos, son llamados patanistas, indica que es una persona ‘mentirosa, que niega el conflicto pero lo ocasiona y promueve y que, además, es evasivo y se irrita con facilidad por lo que una incomodidad mientras está al volante podría llevar a provocar accidentes fatales, como de hecho ha sucedido en reiteradas ocasiones”.
“¿Sabes, Píndaro –cuestiona Herminio-, no es necesario nacer siendo un patán… Una persona puede transformar su personalidad y adquirir rasgos de ansiedad e impulsividad que, irremediablemente, le lleva a la predisposición a la tolerancia y a caer en frustración… Este tipo de persona –a mucho de los cuales los hemos ubicado en ‘patanistas’-, por falta de control y exceso de impulsividad, para calmarse necesitan caer en reacciones que les llevan a provocar situaciones como el lamentable accidente del que todavía no se tiene certeza de vida de algunos de sus directamente afectados”… “Si se tuviese la real voluntad de evitar situaciones similares en el futuro inmediato, se procediera de inmediato en diseñar y crear los parámetros para revisión y re-evaluación de aquellas licencias en manos de potenciales asesinos al volante” –sentencia Píndaro con propiedad-.