Patín Maceo

Patín Maceo

A pesar de que las manifestaciones políticas han de reducirse por haber terminado el proceso electoral, aún quedan 90 días en el período de transición donde necesariamente se han de ventilar muchos problemas pendientes de solución. Por eso, traemos a estas líneas las ideas políticas del reconocido profesor Patín Maceo, un talento extraordinario que hizo mucho bien a nuestro país con sus pronunciamientos oportunos.

Sin ser político tuvo un conocimiento profundo de ese quehacer tan arraigado en nuestro pueblo.

Consideró a los políticos vocingleros estar cubiertos por el antifaz de la demagogia. Enlazó su pensamiento en «confesiones» con el de Maquiavelo: el Príncipe no puede fundarse en lo que ve en tiempos tranquilos, cuando los ciudadanos necesitan del Estado, ya que entonces todos acuden y todos quieren morir por él cuando la muerte está a distancia, más en tiempos adversos, cuando el Estado precisa ciudadanos encuentra pocos.

En el «Ideario de Patín Maceo» publicado por su hijo Enrique Patín Maceo Veloz, se advierten dos intenciones caracterizadas de nobleza: rescatar de diversas publicaciones el pensamiento del Maestro, donde sus ideas «encierran muchas enseñanzas y revelan el noble idealismo de un alma generosa, que a veces se horroriza y se indigna de la miseria humana»; y el acendrado amor de un y hijo recordado con legítimo orgullo la raíz nutricia que le dio su ser.

En este ideario que se inicia con el tema Patriotismo hay que por obligación ofrecer, SIN alteración alguna, sus tres primeros pensamientos sobre de tan importante asunto. Graves y severas enseñanzas se derivan de ellos.

Esta tierra nuestra -dice Patín- con su sangre la bañaron más de una vez nuestros abuelos para darnos la libertad, y nada ni nadie tendrá poder bastante para arrebatarnos esta libertad, el más alto bien que existe para nosotros bajo el cielo (Verad, 1921).

«El patriotismo no es locura ni vértigo ciego, yo acostumbro mezclar el pensamiento con los latidos de mi corazón. No doy crédito al patriotismo vocinglero, pues casi siempre es el antifaz de la demagogia» (Confesiones, 1925).

En el patriotismo -sigue diciendo Patín- (a lo menos en el nuestro) suelen confundirse Don Quijote y Sancho Panza; no es raro que el patriotismo se vea trasladado del alma al estómago. Por eso hay que poner a los patriotas de oficio en detenida cuarentena.

También se conoce con amplitud al Patín Maceo apasionado gramático del buen decir. Al de la citas interminables del Quijote (su libro preferido) para imbuirnos de la esencia del castizo español.

También el poeta de atinados vuelos. Y, al Manengo -como cariñosamente se le nombraba- de los chiste agudos y muy picantes por cierto, de las anécdotas jocosas…

Los que tuvimos el honor y la suerte de ser alumnos de Patín Maceo, siempre lo recordamos con cariño. Su enseñanza no se limitaba al estrecho ámbito de las aulas. Donde quiera que se le abordaba para el dato necesario, siempre lo ofrecía con rapidez extraordinaria, como si lo tuviera a flor de labios con una sonrisa de bondad cautivadora. Era una cantera de saber sin alardes extemporáneos paseando su mirada complaciente por la calle El Conde por donde respondía al saludo frecuente con una frase chispeante, subrayada con el afectuoso denominativo (muchachito!

La tesonera labor de su hijo rescatando considerable parte del ideario de Patín Maceo, merece el más encendido elogio. Es innegable su contribución a la cultura dominicana y a señalar las falsas intenciones de los que se hacen llamar políticos de esta sufrida y maltratada Patria.

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