Patología de los monumentos

Patología de los monumentos

Durante las administraciones del Presidente Balaguer, nuestro patrimonio histórico y cultural y en especial las edificaciones y otras obras de arte realizadas durante la dominación española, fueron rehabilitadas por reconocidos arquitectos y conservadores, pero aún cuando dichas restauraciones se han ejecutado siguiendo el más estricto rigor arquitectónico, algunos de estos trabajos no se han llevado al cabo, tomando en cuenta los avances científicos y tecnológicos que aporta la ciencia en cuanto a lo referente al tratamiento para la conservación y restauración de las piedras usadas en las edificaciones coloniales, salvo las que se realizaron en la Catedral Primada de América, pues, las piedras, como el hombre, los animales y las plantas sufren de enfermedades   que es necesario prevenir o tratar y hacer un diagnóstico preciso y a tiempo.

Al respecto, recuerdo lo que decíamos a nuestros queridos discípulos cuando impartíamos la cátedra de Materiales y Métodos de  Construcción en la Facultad de Arquitectura y Artes de la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña: Las rocas en general son atacadas por múltiples agentes y se desconoce cuál es su principal enemigo, a lo que algunos autores, entre los que cuentan Friederich Eichler, Gerard Blachere, Francisco Mingaro, José María Cabrera, etc., concuerdan en que la contaminación atmosférica es la responsable del proceso muy acelerado del deterioro experimentado con la industrialización, cuya influencia ha producido más estragos y destrozos que todo lo sufrido en los 500 años transcurridos.

La enfermedad dominante en las piedras es la sulfatación, la cual es producida por la combustión de aquellos materiales que contienen azufre, utilizados en el proceso industrial, como lo es el petróleo en sus diversos tipos, fueloil, gasoil, gasolina, etc., así como aquellas impurezas sólidas y liquidas como el polvo y el hollín, que se desprende de la corriente vehicular en las ciudades.

La situación creada por estos contaminantes es necesario investigarla cuanto antes, como están haciéndolo actualmente  en París, Roma, Londres, Madrid, Toledo y Egipto, dentro del Programa Eurocare-Proyecto Europeo para conservación y restauración, que promueve Eureka.

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