El patriotismo, en tanto sentimiento que implica amor a la tierra en la que uno nació, a su gente y a su cultura, no es malo, siempre y cuando no implique odio y desprecio a otras tierras y personas.

El patriotismo tampoco ha de implicar sentimientos de superioridad que degeneren en xenofobias y chauvinismo. Durante el nazismo y el holocausto contra los judíos vimos las nefastas consecuencias de creer en razas y culturas superiores.

En su esencia de amor a la Patria y a sus compatriotas, el patriotismo, cuando es real, no admite relativismo. No es válido ser “patriota” por una coyuntura, tema y grupo de personas exclusivas, por ejemplo, ante los haitianos y los dominicanos de ascendencia haitiana.

En los últimos meses un grupo de pseudo patriotas irrumpió en la escena nacional pretendiendo venderse como más trinitarios que Duarte.

Esto lo hacen en el debate del tema domínico-haitiano. Sin embargo, en el aspecto económico, favorecen las importaciones en perjuicio de la producción nacional.

En relación al medio ambiente, apoyan que empresas extranjeras saqueen los recursos naturales de nuestro país e, inclusive, colaboran en esta labor apoyando contratos leoninos.

Además, adulan y son serviles a potencias que siempre han pisoteado el intento de soberanía nacional. Y ni decir de su servilismo y actuación en las dictaduras que acabaron con generaciones de auténticos patriotas dominicanos.

Este grupo siempre ha estado en la acera contraria a los intereses nacionales en coyunturas históricas como la Guerra de Abril, donde los verdaderos patriotas defendieron la Patria, o en contextos más recientes como el enfrentamiento y la renegociación del contrato Barrick, la defensa de Loma Miranda, la lucha contra la corrupción y la demanda de 4% para la Educación.

Si ahora hablan de Patria sólo es porque, carentes de popularidad, quieren sacar provecho politiquero de las relaciones dominico-haitianas.

Defender los derechos humanos de los humanos, independientemente de la nacionalidad, es válido, según dicen, para ganarse el mote de traidores a la patria. Pero ellos siempre han estado ausentes en la defensa del Estado dominicano, la preservación de su patrimonio y la construcción de su institucionalidad.

Y no es de extrañar, porque en lo único que son coherentes es en su afán de mantener sus cuotas de poder, aunque tengan que sembrar odios, atentar contra la libertad de expresión y violar otros derechos humanos, no importa si sus víctimas son dominicanos pobres o haitianos.

Son patriotas a veces, por lo tanto en realidad son patrioteros. Los 26 de enero y los 27 de Febrero levantan la bandera y toman el nombre de Duarte en vano, pero el resto del año la palabra patriota les queda grande.