Paul Pierce aún siente presión; según opinan analistas del basket

Paul Pierce aún siente presión; según opinan analistas del basket

ESPN.

«Espero no morir. Sólo quiero superar esto», le dijo Paul Pierce a Tony y Derrick Battie en el ascensor del New England Hospital. «¿Voy a vivir? ¿Voy a vivir?», repetía una y otra vez el alero de sólo 20 años, con el pánico grabado en cada una de las grietas de su rostro.

En la noche del 25 de septiembre de 2000 la vida del joven nacido en Inglewood, California, cambió para siempre.

«Todo pasó tan rápido, recuerdo haber visto mi ropa manchada, pero lo que me resultó imposible de olvidar fue mi cara. Tenía mucha sangre en el rostro»

Junto a Tony Battie y su hermano Derrick, Pierce concurrió a una fiesta en el Buzz Club, un after-hour con cerca de 300 personas, entre hombres y mujeres, dispuestos a divertirse con bebidas y música disco.

Era domingo, un día que normalmente no abría este club, pero había sido una excepción como parte de una fiesta privada.

El alero de los Celtics, en su tercera temporada como profesional, arribó a la 1.00 AM y rápidamente comenzó a saludar gente: ya era reconocido como una de las figuras de los Celtics.

Pierce, quien lucía una ostentosa chaqueta de cuero, se acercó a una sala, al final del club, que poseía dos mesas de pool, con la intención de buscar un lugar más tranquilo entre el bullicio de gente. Entre risas, su sola presencia acaparaba atención. Era alto, joven, fornido y era uno de los objetivos de las cámaras de TV a diario. Un par de mujeres lo observaron fijamente a su ingreso. Tras dudar algunos segundos, Pierce se acercó para entablar una conversación. Estaba solo: Tony había ido directamente al baño y Derrick se había ubicado en otro sector de la disco.

«Estaba en el mismo lugar, pero me encontraba en el baño. No pude ver lo que sucedió. En su momento, me llenó de culpa. ¡Era mi compañero de equipo!», dijo Tony Battie tiempo después.

Se trataba de Delmy Suarez y Keisha Lewis. Empezaron a intercambiar palabras y todo parecía formar parte de un ambiente festivo, sin problemas a la vista. Pero a la derecha del triángulo, entre las mesas de pool y una ventana que daba a la calle, un hombre observaba la situación con cara de pocos amigos. Parecía que algo le estaba molestando seriamente: una rara combinación de envidia y celos lo atravesaba como una daga.

– «¿Qué te pasa negro?»- dijo el hombre, reconocido con el apodo de ‘Roscoe’, de manera poco amigable a Pierce.Era el primo de Keisha Lewis.  – «Tranquilo hombre, tranquilo» -contestó Pierce. «Sólo estamos hablando».

-¿Qué te sucede negro?- repitió ‘Roscoe’, luego conocido con su verdadero nombre (William Rangland). Acto seguido empujó a Pierce fuertemente en el pecho.

En ese momento, una multitud se abalanzó sobre el alero de Boston.

Recibió golpes de todo tipo, un impacto con una botella de champagne en su rostro y once puñaladas divididas entre el pecho, su cuello, su cara y su espalda, que cambiaron su vida para siempre. Se trataba de personas vinculadas con los Made Men, un grupo de rap más conocido por sus arrestos y hechos vinculados a la delincuencia .que por su calidad musical.

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