Paulina Rubio consigue amplio
triunfo artístico

Paulina Rubio consigue amplio<BR> triunfo artístico

POR MANUEL EDUARDO SOTO
Cuando entrevisté por primera vez a Paulina Rubio, en 1992, la rubia artista de larga e hirsuta cabellera y rasgos aristocráticos comenzaba a vislumbrarse como una figura destacada por su álbum “La chica dorada”, con el que quería consolidarse como cantante después de haber comenzado su carrera en México como integrante del grupo Timbiriche.

Catorce años después nos llega la confirmación de que ha alcanzado su objetivo, y con creces. Ella será nada menos que la anfitriona de la entrega de los Premios MTV Latinoamérica, uno de los más importantes del mercado nuestro, después de los Grammy Latinos, que tendrá lugar el 21 de octubre en el teatro Jackie Gleason de Miami Beach. Como diría un mexicano: “esta chava ya la hizo”.

Pero volvamos atrás en el calendario para verla en sus tímidos comienzos. Durante un sabroso almuerzo que degustamos en el comedor del hotel Fontainebleau Hilton, de Miami Beach, junto con la promotora del sello EMI Latino, Virginia Iglesias, Paulina parecía una chica normal, sencilla, llena de ambiciones y una simpatía enorme.

Vestida elegantemente —de acuerdo con sus orígenes de clase alta que le dio su madre, la bella y fina actriz Susana Dosamantes— con una camisa Versace multicolor, pantalón de seda negro y botas negras, tipo motociclista, tuvimos un diálogo de rutina sobre el contenido de su disco, sus planes de promoción, videos y otros aspectos de su carrera.

Parecía otra de las tantas mexicanas que aprovechando la proyección que les daba la cadena Televisa se daban a conocer automáticamente gracias a la maquinaria publicitaria de esa poderosa empresa con sede en la ciudad de México.

Pero más de una década después de ese encuentro, podemos ver que el trabajo constante y tesonero de “la chica de oro” le ha dado los frutos que esperaba y mucho más, dándose a conocer no sólo como una de las grandes estrellas de la música latina, sino también consiguiendo un espacio dentro del difícil mercado anglosajón, donde su álbum en inglés le ha abierto las puertas de las grandes premiaciones de la música norteamericana.

Los estadounidenses ya saben que Jennifer López no es la única artista de raíces latinas —ella nació en Nueva York en un hogar de padres puertorriqueños— que ha logrado traspasar la línea divisoria entre los bien diferenciados mundos en que se divide la música en Estados Unidos. Ahora saben que existe Paulina Rubio y la conocen como “Pau”.

Claro que para poder imponerse en el mercado norteamericano, Paulina ha tenido que renunciar a la sencillez y humildad que nos caracteriza a los hispanos para adoptar una imagen más sensual y agresiva, con la ayuda de atrevidas vestimentas y generosos escotes y minifaldas. A menudo las publicaciones anglosajonas la muestran semidesnuda, a pesar de no tener un cuerpo muy generoso en curvas. Pero la carencia de encantos naturales, ella la compensa con su actitud sensual, que la hace deseable por hombres y por mujeres también. Ella misma se ha encargado de dejar la duda si es bisexual, hablando maravillas de otras chicas bellas.

Pero su tormentoso y largo romance con el arquitecto español Ricardo Bofill le ha permitido ocupar las primeras planas de las revistas del corazón, lo que según parece ella disfruta a plenitud. Que se casan, que no se casan, que terminan, que está embarazada, en fin, siempre hay algo nuevo para alimentar esas publicaciones que se nutren de los escándalos faranduleros.

Bofill también ha contribuido con sus propios escándalos a fomentar la popularidad de Paulina. Es internacionalmente famoso un vídeo que lo muestra saliendo de una comisaría española, tras ser arrestado por una infracción cometida mientras manejaba su motocicleta, y mostrando desafiante el dedo del medio de la mano derecha a la cámara.

Pero hay que reconocer que una cantante que es archiconocida y que se ha mantenido en el primer plano durante más de una década no puede ser un producto artificial, sino que debe tener su talento.

Ella misma resumió su filosofía en una reciente entrevista con el diario El Nuevo Herald, con motivo del lanzamiento de su nuevo álbum, “Pau Latina”, el que estuvo nominado al Grammy, ceremonia en la cual se lució acompañada de un grupo de baile y de un grupo de perros.

“Si tienes un poco de sentido del humor y en todos los momentos te ríes un poco de ti misma, creo que en ese momento vas a ver que tu vida no se está acabando y que los problemas simplemente son parte de lo que te hace crecer”, dijo al influyente matutino, el que la calificó de “sensual, enigmática, con una simpatía contagiosa y sin alardes, aunque se podría calificar como una diva dorada”.

*El autor es periodista chileno, de larga trayectoria internacional, desde hace poco residente en el país.

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