Pautas para la estimulación temprana

Pautas para la estimulación temprana

Los alcances científicos más novedosos confirman lo que los padres hace bastante tiempo sabían de manera instintiva en relación con la importancia de los estímulos: “Leer cuentos, cantar canciones y jugar garantizan el desarrollo de su hijo”.  A diferencia de hace dos décadas, hemos comprendido que no solo garantiza el desarrollo infantil, sino que potencia la inteligencia y  se desarrolla el cerebro del niño.

En los últimos años también hemos conocido del impacto internacional de toda una popularización referida a la estimulación temprana, la que sin dudas ha encontrado un público receptivo que ha confeccionado un mito alrededor de los beneficios exagerados de uno u otro método o proyecto de estimulación infantil.

No intentamos poner en duda sus efectos y ganancias, pero sí queremos  que se tome conciencia de la importante tarea de estimular y educar a un niño o una niña en edades tempranas y, a manera de reflexión, les dejo esta propuesta: “tan dañino puede ser no estimular al bebé, como sobrestimularlo”. Los primeros años de vida son los más importantes para el niño y la niña.

El niño no es un hombre pequeño: es un ser en desarrollo y de todas sus estructuras orgánicas la más inmadura es su sistema nervioso.

Al nacer,  aún no ha completado su dotación de neuronas y cada una de las existentes aún no ha alcanzado el desarrollo dendrítico y sináptico que las caracterizará en la madurez.  Apenas se han desarrollado algunos mecanismos reflejos indispensables para la regulación vegetativa y unos pocos que le permiten una interrelación con la madre.

A partir de entonces, se desarrollará un largo proceso de interacción entre el crecimiento, la maduración del sistema nervioso y la experiencia, representada por las acciones del medio ambiente externo e interno que constantemente entran como estímulos para crear vías y circuitos. Sin embargo, a causa del tamaño y de su apariencia externa, el cerebro del recién nacido se ve bastante completo y parece que todas sus porciones son tan funcionales como el resto del organismo.  En realidad no sucede así, porque las partes más importantes y grandes del cerebro, es decir, los hemisferios cerebrales, no han comenzado a funcionar aún y las partes más bajas todavía no funcionan totalmente.  El cerebro de un recién nacido es histológicamente maduro; por lo cual es difícil distinguir las diferentes capas.  La mielinización ha ocurrido en un grado menor y en algunas partes ni siquiera ha comenzado.

Se ha dicho con toda seguridad que la cantidad y calidad del estímulo influye en el momento de formación sináptica a nivel central e inclusive se habla de una multiplicidad de formaciones o de los llamados sistemas cerebrales. Es importante precisar que el estímulo con calidad y en cantidad garantiza el desarrollo potencial del niño en su primera etapa de vida, concebida entre los 0-6 años. Ha sido la neurobiología (parte de la biología que estudia el cerebro) la que nos ha abierto el fascinante mundo de los estímulos tempranos y sus efectos en las diferentes áreas del desarrollo: intelectual, motriz, lenguaje  y emocional-social. Tener más sinapsis no significa tener más vigor, ni es evidencia de ser más inteligente.

Recomendaciones

Asegúrese de que los órganos sensoriales funcionen con normalidad. Si detecta que el niño tiene problemas de visión, solucione el problema. Esté atento a los problemas de lenguaje relacionados con la fonología y la gramática.  Vincule a la familia en el trabajo de estimular. Adecue la carga de estímulos según la  edad y ritmo de desarrollo.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas