Paz a la campaña

Paz a la campaña

Ni la firma de un acuerdo entre contendientes para adecentar la justa comicial, ni las autorizadas críticas ciudadanas a la violencia verbal y física han sosegado a voces importantes del proselitismo que desembocará en los escrutinios del 16 de mayo.

Por el contrario, la retórica de máxima hostilidad, ya incluso con insinuaciones de pelea a los puños, como en un escenario barrial –con gente hiper sensible y levantisca- tiende a manifestarse en algunos discursos.

Sin embargo, tal y como ha sido reconocido recientemente, los candidatos presidenciales que se destacan en la contienda, felizmente comenzaron hace poco a dedicar más tiempos que al principio a la exposición de sus planes para enfrentar los problemas nacionales.

En sus declaraciones, a veces solemnes, ante el público televidente y ante sectores ciudadanos –como grupos empresariales y profesionales- han predominado indicaciones sobre las formas en que ellos entiende que el país podría avanzar hacia el desarrollo.

[b]II[/b]

Y han explicado de manera aceptable, las acciones con que tratarían de liberar a esta nación de la devaluación monetaria, el desempleo y la crisis energética.

Apremiantes asuntos nacionales han sido abordados en el marco de conversaciones públicas con ejecutivos periodísticos y una parte del liderazgo de la sociedad civil.

[b]III[/b]

Es tarea de cada ciudadano en particular asumir posiciones sobre lo expresado por los líderes políticos al margen de la agresión y descalificación que se lanzan, empañando su propia contribución a la búsqueda de un diálogo constructivo.

No se puede negar que en toda justa comicial bien llevada ninguna materia debe estar absolutamente vedada, ni siquiera el análisis de las personalidades, la formación profesional y competencia de quienes buscan el apoyo del electorado.

No obstante, genera desasosiego y, probablemente, influiría en motivar violencia entre seguidores, el que los candidatos se enjuicien utilizando términos que son recibidos entre ellos mismos como demasiado hirientes, pues repetidamente parece que pretenden ir más allá de descalificarse recíprocamente para gobernar.

Es como si buscaran objetarse totalmente como seres humanos ante los ojos de toda la colectividad.

La campaña electoral está virtualmente agotada. El país necesita que desde ya se creen las condiciones para que la gente vote sin apasionamientos.

Solo en atención al valor intrínseco de los proyectos políticos y sus protagonistas.

Los candidatos deberían poner desde este momento, un mayor empeño en darse a conocer sin denostarse. Que no sometan más a los electorales a los discursos de la animadversión y la adjetivación destructiva.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas