“Hay que comprender la eficacia, el poder del amor.
Y todo lo que hacéis hacedlo con amor, o ¡No lo hagáis!”
Omraam Mikhael Aivanhov
¡Uff! ¡Que semana! Hemos sido expuestos a una saturación de inquietantes informaciones. La vida cotidiana ha estado zarandeada por el coronavirus y las elecciones municipales extraordinarias. La rendición, la oración y la reflexión han sido poderosos antídotos a las oleadas de miedo provenientes del inconsciente colectivo.
Durante semanas, hemos estado moviéndonos con precaución como si fuéramos soldados en la línea de fuego, o que avanzan en un campo minado que ha sido abandonado después de una guerra. Es natural que los seres humanos experimentemos miedo. Es parte del instinto de supervivencia que nos permite huir de un peligro inminente o tomar una acción rápida en caso de accidente. Fuera de ahí, el miedo es dañino. Es evidencia falsa que parece real, que destruye en lugar de crear.
El novelista estadounidense Jhon Verdon dijo: “No creemos lo que pensamos porque vemos lo que vemos, sino que vemos lo que vemos porque pensamos lo que pensamos”. El discernimiento, que nos permite actuar desde el amor en vez de hacerlo desde el miedo, ha probado nuestro grado de madurez espiritual. En el momento que una persona abraza la dedicación y el enfoque en lo que desea, en lugar de lo que no desea, la transformación se despliega.
Las personas que se aman usan el tiempo para conocer aquello que les puede llevar a lograr las cosas que desean, y por vía de la imaginación disfrutan actuando y creando desde el poder que tiene aquel en quien se quieren convertir. Utilizan la ilusión de un mundo globalizado para nutrirse de informaciones de valor, que les recuerdan la gratitud, la bondad, la compasión, la solidaridad y el amor.
Vivimos realidades diferentes según nuestro nivel de consciencia. Informarse de asuntos que le quitan a la mente su poder, debilitan el sistema inmune, debilitan el corazón, atacan al cuerpo y desnutren el alma, ¿no es demente? ¿qué sanidad hay en propagar los contenidos de noticieros, periódicos, reality shows, chismes del espectáculo o redes sociales, que no tienen nada que ver con lo que deseamos para nuestras vidas?
Cuando empezamos a ser conscientes de que solo el amor es real, ¡no alimentamos el temor! Cuando un pensamiento de miedo aparece, seguimos enfocados en la verdad de nuestro Ser, en vez de hacerlo en la ilusión de verdad que llega desde afuera. El miedo encierra valiosos regalos, que son revelados cuando vamos más allá de él.
El músico y poeta alemán Friedrich Nietzsche, considerado uno de los pensadores de mayor influencia en el siglo XIX, dijo: “Es sencillo hacer que las cosas sean complicadas, pero difícil hacer que sean sencillas”. Los acontecimientos mundiales unidos a los eventos locales, nos invitan a reflexionar. En un artículo que leí en la hermandad blanca decía que lejos de ser racionales, muchos reaccionan como el hombre de Neanderthal que encuentra un teléfono celular, y se golpea la cabeza con él tratando de averiguar para qué sirve y qué hacer a continuación.
Las reglas que aprendimos han cambiado para todos. Debemos re-pensar la relación que sostenemos con la autoridad. O bien nos sometemos a la autoridad del miedo, o bien nos rendimos al poder del amor. Como miedo y amor son sistemas de pensamientos incompatibles, al elegir uno nos separamos del otro.
El amor es la función del corazón. Lo único real es el amor. El amor brinda paz. Cualquier cosa que estemos viviendo, que nos separe del amor, es un “sueño” creado por el ego. UCDM nos invita a que ya que estamos viviendo determinadas circunstancias que incluyen dolor, elijamos vivirlas desde nuestra “parte pura”. Cuando vivimos las experiencias desde el ego las vibraciones calibrarán bajo.
El guitarrista, cantante y compositor estadounidense Jimi Hendrix dijo que cuando el poder del amor sobrepase el amor al poder, el mundo conocerá la paz. Perdonar (nos) acelera inmediatamente el proceso de regreso al corazón, porque borra o rompe las radicaciones hacia y desde cualquier sistema de creencias negativo en la conciencia colectiva, que hayamos asumido como propios. Según un curso de milagros, el perdón es el medio para despertar del sueño de dolor que hemos creado, y recordar el amor.
Cada vez que nos embrollamos en una situación difícil o dolorosa, están involucradas la culpa y el miedo (propios, familiares, transgeneracionales y colectivos). En terapias sistémicas decimos que el dolor surge cuando abandonamos el centro de nuestro ser, para amar a alguien o algo que vemos separado de nosotros mismos. ¿Qué hacer? Perdonarnos por dejarnos sin poder.
La lección 76 de UCDM dice: “…EI cuerpo se ve amenazado por la mente que se hace daño a sí misma. El cuerpo sufre sólo para que la mente no pueda darse cuenta de que es la víctima de sí misma. El sufrimiento corporal es una máscara de la que la mente se vale para ocultar lo que realmente sufre. No quiere entender que es su propia enemiga; que se ataca a sí misma y que quiere morir”.
Quien se identifica con la materia se somete a las leyes del juego en el que participa el cuerpo. Pero, ¡no somos un cuerpo! El Perdón incluye la alineación de la voluntad personal con la voluntad superior del Creador. Cuando estamos viviendo situaciones difíciles o dolorosas podemos decirnos: “elijo vivir este evento desde el Amor y la Paz”.
Siendo espíritu, ¿Podríamos “perder” algo? El coronavirus, los resultados de las elecciones extraordinarias y todos los eventos (individuales y colectivos) que nos acontecen son parte del juego creado por la mente. Podemos elegir vivirlo desde el amor y la paz. La paz es el resultado de abrazar la realidad de la Luz y el Amor que ella contiene. Somos la presencia del jugador observando el juego. Creer que las leyes de la materia tienen poder sobre nosotros es tan absurdo como decir que las reglas del juego rigen la vida del jugador.
El curso dice que no existen más leyes que las de Dios. Dios es Amor. Lo que duele no proviene del Amor, viene del ego. Es importante recordar que cuando estamos en medio del proceso, si culpamos (al otro, o a nosotros mismos) nos quedamos enredados en la realidad de materia a la que le hemos dado el poder.
Por vía del perdón, podemos salir de la dualidad y de la oscuridad de la materia, y pasar a la dimensión del poder donde somos guiados por la Luz de Dios en nosotros. El amor es el poder que contiene todas las virtudes y cualidades de la Conciencia del Creador.
Todas las circunstancias difíciles que vivimos son reflejos de nuestra falta de perdón, sólo que con frecuencia, utilizamos a otras personas para poder verlo. Preguntarnos qué sentimos con relación a lo que ocurre, nos ayuda a alejar el miedo y despertar del mal sueño que hemos creado.
En la misma lección 76 UCDM dice: “…Crees que debes obedecer las leyes de la medicina, de la economía y de la salud. Protege el cuerpo y te salvarás. Eso no son leyes, sino locura…”.
Perdonar (te) es el mejor antídoto para recuperar la cordura y recordar que solo el Amor es real y nada real puede ser amenazado. En eso consiste la paz de Dios. Las letras de la canción “Paz en la tormenta”, de René Carías, dice:
“Cuando lloras por las veces que intentaste, tratas de olvidar la lágrimas que lloraste. Solo tienes pena y tristeza, el futuro incierto espera. Puedes tener paz en la tormenta. Muchas veces yo me siento igual que tú. Y mi corazón anhela algo real. El Señor viene a mí y me ayuda a seguir, en paz en medio de la tormenta. Puedes tener paz en la tormenta. Fé y esperanza cuando no puedas seguir. Aún con tu mundo hecho pedazos, el Señor guiará tus pasos, en paz en medio de la tormenta”.
Así sea. Así es.