Paz es fruto del sacrificio

Paz es fruto del sacrificio

POR FIOR GIL
Monseñor Amancio Escapa, obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Santo Domingo, advirtió ayer que la paz no se consigue cruzándose de brazos, y que es una consecuencia de la guerra interior, del esfuerzo y del sacrificio.

La paz no es un ente que se consigue con los brazos caídos o estacionados con los brazos cruzados, planteó el sacerdote al pronunciar una homilía en la misa de acción de gracias en el 57 aniversario del Banco Central, en el auditorio de la Casa San Pablo.

«La paz supone el soportarnos unos a otros y dar a cada uno lo suyo, lo que le corresponde, según justicia a favor de la unidad», dijo, y citó al patricio mexicano Benito Juárez cuando proclamó que «el respeto al derecho ajeno es la paz».

La paz, dijo, siempre será base y fundamento de la prosperidad, ya que hace girar la mirada hacia la unidad y el bien común.

A la actividad religiosa asistieron el gobernador del Banco Central, Héctor Valdez Albizu acompañado de su esposa Fiordaliza de Valdez, así como funcionarios y empleados del banco, ex gobernadores y miembros de la Junta Monetaria.

Monseñor Escapa advirtió que la paz está basada en la justicia y la justicia es dará cada uno lo suyo, por lo que al trabajador le corresponde su salario «y para trabajar hemos sido creados, porque el que no trabaje que no coma» como proclamó San Pablo, “porque me he enterado que hay algunos que pasan la vida cansados de no hacer nada.”

Señaló que la vida está esperando que pongamos manos a la obra, y «la obra es la construcción de este mundo, tratando de que al abandonarlo lo dejemos un poco mejor de como lo hemos encontrado.”

Agregó que en la vida los hombres cambian, mientras las instituciones permanecen «y sean cuales sean los puestos de servicio que en ellas ocupemos, cada uno está llamado a trabajar y rendir en el cumplimiento del deber».

Dijo que a cada uno se le han dado unos talentos y solo es preciso ponerlos a funcionar. «El gobernador como gobernador, el que sirve el café como servidor fiel y solícito, el contable con honestidad y el limpiador, el que hace la limpieza, buscando el decoro».

La celebración eucarística fue concelebrada por funcionarios y empleados del Banco Central así como por la señora De Valdez Albizu.

Un grupo de niños, niñas y adolescentes realizó, al concluir, un ritual en que depositaron flores a los pies de una imagen de la Virgen María.

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