Pecados del conductor RD
Manejar en el país es una verdadera odisea

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Conducir, a pesar de que cada día es una tarea más difícil debido a la creciente complejidad del tráfico, llega a convertirse en un hábito. Y los hábitos, a su vez, crean rutinas y vicios que acaban complicando la tarea inicial.

En el caso de la conducción hay malos hábitos que de forma inusitada acaban extendiéndose y siendo adoptados por la mayor parte de los automovilistas, que no son conscientes de que se trata de conductas erróneas y que pueden afectar a la seguridad vial propia y del resto de usuarios de la carretera.

Son los que denomino como “vicios capitales del conductor”, prácticas muy extendidas que en unos casos pueden plantear serios problemas para la seguridad vial y que en otros deberían de ser como mínimo sancionadas. Se trata de cuestiones tan habituales como no respetar la distancia de seguridad, no poner la luz direccional a la hora de doblar, aminorar la marcha y hasta pararse para mirar los accidentes, no dar la preferencia a la derecha en un cruce o quedarse en el carril de la izquierda hasta en una autopista de transito rápido.

Cinco conductas que cualquiera de ustedes puede ver todos los días en cualquier carretera o ciudad. Aunque algunos de estos vicios son universales, otros tienen un genuino sabor dominicano.

¡Qué peligro! la distancia de seguridad

Casi todo el mundo reconoce que le resulta sorprendente que cuando se circula por carretera se deje tan poca distancia entre un auto y otro. Lo curioso es comprobar que incluso los sorprendidos conducen pegados al bomper del que lo precede.

Lo recomendable sería dejar un lapso de dos segundos adicionales al tiempo de seguridad previsto entre autos, uno de reacción y uno de seguridad, ya que un conductor necesita mínimo un segundo para reaccionar. Y si la distancia es inadecuada, eso significa que el accidente es inevitable. Esta cuestión del respeto de la distancia de seguridad, que puede parecer tan banal, denota la existencia de una grave laguna en el sistema de enseñanza en la conducción. De hecho, cuando le pregunto a alguien qué distancia se debe dejar entre vehículos, casi nadie sabe dar una respuesta cierta.

Para estar seguros, lo más fácil es aplicar la norma de los dos segundos. Es decir, a 10 km/h se recorren 5,5 metros cada dos segundos, basta multiplicar el indicador x decenas (6 para 60 ó 10 para 100 ) y dará los metros que deberían separarnos del auto que nos precede. Para evitar trabajar con decimales, lo más fácil es dividir la velocidad por dos y redondear hacia arriba por seguridad. Es decir, 35 metros a 50 km/h, 60 a 100 y 70 a 120. En los países desarrollados el circular demasiado cerca del auto que nos precede está penalizado con multas.

Maniobrar sin utilizar el intermitente

Aseguran los estudiosos de este fenómeno que en el difícil y competitivo tráfico de hoy, el intermitente para indicar que se va a realizar una maniobra equivale a dar ventaja al enemigo. Y como todo el mundo sabe, en situaciones de conflicto siempre se debe aplicar la máxima de «al enemigo ni un chance».

El resultado es que cuando un extranjero nos visita, llega a la conclusión de que aquí los autos se venden sin intermitentes, ya que casi nadie los utiliza. Si a esto se le une que también casi nadie respeta la distancia de seguridad, se deduce que los conductores dominicanos tienen muy buenos reflejos, porque en otros países esto podría acabar convirtiéndose en una sucesión interminable de choques en cadena.

Detenerse a mirar los accidentes

Es la dictadura del morbo. El triunfo del ocaso. El regodeo en el dolor ajeno. Se trata de la incomprensible manía de muchos conductores por aminorar la marcha o, incluso, detenerse para echar un vistazo a cualquier cosa que tenga la apariencia de un accidente. Si además el percance hacen presagiar que pueda haber víctimas, mucho mejor.

En caso que en el trancazo sea involucrada una yipeta de lujo o un auto de prestigio, surge la tentación irrefrenable de hacer fotos con el celular, cuando no de grabar la escena. Como si a los afectados les gustase convertirse en protagonistas cinematográficos de semejante drama. Parece que el detente y ayuda, que imponen la ley y el sentido común, hayan dado paso al detente y disfruta.

Lo lamentable es que muchos conductores no modifican este hábito ni cuando hay niños. Una actitud muy poco edificante y nada recomendable para la estabilidad mental de los pequeños. Lo grave es que estas conductas tampoco son ajenas a otros países. De hecho, basta con darse una vuelta por Internet para comprobar la cantidad de fotos y videos están puestos en la Red con escenas de accidentes más o menos graves, así como el regocijo que generan entre los cineastas ocasionales.

¿Porqué debo dar preferencia ?

Un juez interrogaba al acusado de causar un accidente en un cruce con preferencia a la derecha. «Entonces -preguntó- ¿Vio usted que se estaba acercando un auto a la derecha con condición de preferencia?». «Sí -respondió el acusado-. Pensé que se iba a parar él.» Al juez no le hicieron falta más preguntas para deducir que el acusado había cambiado a su propia conveniencia la obligación de dar paso a la derecha. No le quedó más remedio que declararlo culpable de uno de los vicios más recurrentes de los conductores dominicanos. Y eso es comprobable a diario en nuestra ciudades.

Al llegar a un cruce, nadie quiere dar el paso y se arman tapones y embrollos innecesarios. Claro está que mucho tiene que ver con la educación, ya que respetar los derechos de los otros debería de ser una obligación. Cuando hay que ceder el paso a un auto que tiene prioridad, la paciencia escasea y los “supuestos” jefecitos tienden a forzar la situación violentando los derechos de los demás.

Un pueblo de británicos

Es el gran pecado de los conductores dominicanos: evitar como la peste el carril de la izquierda. Aquí muchos automovilistas parecen haber aprendido a manejar en Inglaterra, ya que en las vías de múltiples carriles o autopistas tienen asumido que deben circular por el carril de la izquierda. Eso sí, siempre que a este lado del horizonte no se divise ningún vehículo previsiblemente lento.

En ese caso, se rebasa donde se puede y por cualquier hueco que lo permita. Si le parece una exageración no tiene más que salir a cualquier avenida o autopista y verá cómo todos los autos se sitúan a la izquierda. El resultado es que obliga a los demás a rebasar obligatoriamente por la derecha. El problema se le plantea entonces a quien circula debidamente por el carril de la derecha y descubre que manteniéndose bastante por debajo de la velocidad máxima permitida sigue avanzando más rápido que quienes, al parecer, le deberían adelantar. Es lógico entonces preguntarse ¿qué debo hacer en ese momento?  La respuesta sincera es, que ni siquiera las autoridades de transito son capaces de responder a esta pregunta.

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