Del escándalo OISOE, que estalló por el suicidio del arquitecto David Rodríguez García, apenas resuenan las protestas de las cadenas humanas en el entorno de esa dependencia. La Procuraduría Especializada en Persecución contra la Corrupción Administrativa (PEPCA), que fue extrovertida al iniciar las investigaciones del trágico hecho, ha caído en un hermético silencio, actitud que comenzó tras la visita que hiciera en esos días el doctor José Joaquín Bidó Medina, encargado de la ética oficial, a esa dependencia. Las consecuencias aún brillan por su ausencia.

Otro caso de falta de consecuencias está relacionado con más de 60 oficiales de los institutos castrenses, incluyendo coroneles y generales, cancelados este año por estar vinculados a tráfico de armas y drogas. El ministro de Defensa, que ha revelado la información de las cancelaciones, no cita un solo caso de sometimiento a la justicia de alguno de los cesanteados, a pesar de la gravedad de los hechos. Ahí también brillan por su ausencia las consecuencias.

Un país no puede disfrutar seguridad ciudadana mientras los hechos delictivos y la corrupción quedan sin acarrear consecuencias para los autores probados de esos actos. El despido puro y simple de alguien que cometa estas faltas viene a resultar un premio más que un castigo. Es necesario que funcione el régimen de consecuencias.

¿Son realistas estos precios?

Cuando el precio del petróleo ha alcanzado sus techos más altos, no ha habido vacilación en incrementar los combustibles. Pero cuando el valor del crudo desciende, la proporcionalidad de la baja no parece corresponderse con la realidad. Actualmente, con el precio del crudo WTI por debajo de los 40 dólares, los combustibles descienden tímidamente, en unas proporciones que no se acomodan al abaratamiento del crudo. Y la electricidad, nada.

La falta de proporcionalidad entre crudo y derivados es un mecanismo que nació con el llamado “diferencial del petróleo”, que instauró Joaquín Balaguer bajo pretexto de crear un fondo para el pago de la deuda externa. Ahora mismo hay recursos en instancias judiciales y del Gobierno, en demanda de que el país se beneficie del desplome de los precios petroleros. ¿Prosperarán?