Pedofilia y la Revolución de Mayo del 68 (1)

Pedofilia y la Revolución de Mayo del 68 (1)

El Gordo Oviedo fue testigo de mayo del 68. Tiene mucho que contar. Oír a cualquier actor o testigo de la rebelión juvenil de mayo de 1968 en París es una experiencia que pone a prueba la objetividad. Los hechos que parecían haberse convertido en meras remembranzas demuestran que sus alcances han sido mucho más trascendentes, pues siguen vigentes. El documento de vocación cismática del papa emérito Benedicto XVI (Ratzinger) de la semana pasada así lo demuestra.
El documento que tuvo un efecto tan incendiario como el de la Catedral de Notre Dame, señala el evento de mayo como una Revolución del 68, especialmente en la moral y prácticas sexuales. Su reflexión establece que “Entre las libertades por las que la Revolución de 1968 peleó estaba la libertad sexual total, una que ya no tuviera normas” y que parte de su ”fisionomía…fue que la pedofilia también se diagnosticó como permitida y apropiada”.
En que mayo fue trascendente en cambiar la moral sexual, tiene razón. Octavio Paz también lo reconoce como transcendente con una aproximación crítica que quizá Ratzinger (y todos) deberíamos leer y sumarlo al debate. El nobel de literatura mexicano dice que “Se suponía que la libertad sexual acabaría por suprimir tanto el comercio de los cuerpos como el de las imágenes eróticas. La verdad es que ha ocurrido exactamente lo contrario. La sociedad capitalista democrática ha aplicado las leyes impersonales del mercado y la técnica de la producción en masa a la vida erótica. Así la ha degradado, aunque el negocio ha sido inmenso»
¿Tiene razón Ratzinger en señalar que la Revolución del 68 considerara como permitida y apropiada la pedofilia? La historiadora y feminista Malka Markovich, nacida en 1959 opina que “mayo del 68 desembocó en un movimiento feminista esencial para la evolución social de Francia, (…) pero también ha tenido daños colaterales”. Por ejemplo:[el movimiento, que ella considera violento] “llevará al capitalismo pornográfico, el desarrollo de la industria del sexo completamente desenfrenado que cosifica al ser humano en lugar de darle cierta dignidad».
En 1977, Simone de Beauvoir firmó junto a Jean Paul Sartre y otros intelectuales franceses una petición solicitando la liberación de tres hombres, quienes llevaban tres años en prisión preventiva acusados de realizar «actos lascivos» con un menor de 15 años. Aunque el menor había declarado ante el tribunal que la relación había sido consentida. En el documento los intelectuales dijeron: “3 años por caricias y besos son suficientes. Nosotros no entenderemos que el 29 de enero Dejager, Gallien, y Burckardt no sean dejados en libertad”. El propio Michael Foucault dio una entrevista sobre el tema, en el mismo año, en la cual, en definitiva, defendía la idea de que un menor de 15 años podía consentir en tener relaciones sexuales con adulto.
En la visión de Octavio Paz, la revolución sexual (y todo el movimiento mayo del 68) no puede verse al margen de la otra gran revolución: el nacimiento de la sociedad consumo. «La decadencia moderna del amor es la consecuencia de la decadencia de la noción de persona y del ocaso de la idea del alma». Ratzinger parece que le asiste algo de razón en lo dicho; sin embargo está preso en una paradoja, la iglesia no está siendo juzgada por la idea de los intelectuales “liberales” del 68 que solicitaban despenalización del sexo con menores, la iglesia está siendo juzgada por sus propias reglas, por lo que ella misma señaló como pecado.

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