Pedro Julio Nolasco: un gran boxeador, pero se quedó en el camino

Pedro Julio Nolasco: un gran boxeador, pero se quedó en el camino

POR CARLOS NINA GóMEZ
Pedro Julio Nolasco, ¡esencia del boxeo olímpico! Si usted bautiza de esa manera a este pugilista dominicano -ido muy a destiempo, tras ser asesinado en su ciudad natal, La Romana, en una confusa riña de barrio-, no será calificado de “exagerado” al aplicar el léxico boxístico.

Porque la verdad, dicen expertos, que Nolasco, en su trajinar por los cuadriláteros del boxeo amateur, dio cátedras.Y la gente lo catalogaba como un estandarte del boxeo no rentable.

Sus combates, tanto en el país como fuera del lar nativo, constituían exhibiciones de estelaridad pugilística.

Hermano de Livio Nolasco, otro grande del boxeo local, Pedro Julio levantó bien en alto la bandera naciona cada vez que le tocaba representar a la patria en certámenes regionales.

Esto es, de acuerdo con opiniones consensuadas de cronistas deportivos que le vieron accionar en carteleras del boxeo aficionado, Nolasco no tenía nada que envidiarles a estelares púgiles cubanos.

Y cuando se habla de boxeadores cubanos ¡hay que quitarse los sombreros!, pues en los útimos 40 años han sido los demás eficiencia en competencias internacionales, especialmente en Juegos Centroamericanos y del Caribe, Juegos Panamericanos y Copas Mundiales.

Nolasco era un estilista nato, dicen técnicos, porque prácticamente no necesitó de mucha enseñanza para dar a conocer su sapiencia pugilística.

Claro, durante su carrera olímpica contó con la maestría de Víctor Pascual, también nativo de La Romana…Víctor Pascual, quien ganó fama como buen entrenador, tuvo a Nolasco como un “diamante por pulir” cuando trabajaba como director técnico de la selección nacional del boxeo aficionado.

PROEZA INOLVIDABLE… Y MAS

Una proeza que nunca se olvida fue la que plasmó en la historia del boxeo olímpico dominicano Pedro Julio Nolasco cuando le entregó al país su pimera medalla en unos Juegos Olímpicos.

Se trata de la conquista de la medalla de bronce de Nolasco en las Olimpíadas montadas en la ciudad de Los Angeles (1984).

Aquella presea fue la primera lograda por el deporte amateur de República Dominicana en unos Juegos Olímpicos.

Nolasco, en la división de los 54 kilogramos (peso gallo), ganó uno de los dos bronce que se ponen en disputa en los campeonatos del boxeo olímpico.  A partir de aquella ganancia, Nolasco pasó a ser el atleta “inolvidable” del deporte olímpico del país.

Hay que señalar, exponen observadores deportivos, que la conquista de la medalla de oro -en los Juegos Olímpicos de Atenas, el pasado 2004 por parte del inmenso Félix Sánchez- no le quita brillo al logro de Nolasco. Después de 20 años de la proeza del fenecido púgil romanense, el país, gracias a las veloces piernas de Félix Sánchez, alcanza al oro en Juegos Olímpicos.

Pero Nolasco no sólo escribió aquella singular página para el deporte dominicano, en otros trascendentales certámenes dejó ver su calidad.

Se recuerdan sus maravillosas actuaciones en dos ediciones de los Juegos Panamericanos.

Primero en la versión de Caracas (Venezuela), en 1983 cuando cruzó guantes con el venezolano Manuel Vílchez…fue, en la práctica, un ganador de la medalla de oro en los 54 kilogramos, pero una decisión injusta favoreció al peleador local. Nolasco tuvo que conformarse con la medalla de plata.

La historia se repitió en Los Juegos Panamericanos realizados en San Juan, capital de Puerto Rico. En la ocasión el fino peleador criollo, en una nueva cátedra de boxeo, apabulló al boricua Alberto Mercado…¡otra decisión mostrenca perjudicó al quisqueyano!.

EL BOXEO DE PAGA

En el boxeo profesional, Pedro Julio Nolasco tuvo éxitos y fracasos, pero, al igual que en el pugilismo aficionado, enseñó calidad.

Víctor Pascual, el mismo entrenador que lo dirigió en el amateurismo, trabajó con él en el profsionalismo. Nolaco realizó buenos combates en escenarios de Santo Domingo, La Romana y Santiago de los Caballeros.

En el peso pluma (126 libras) protagonizó recias batallas…en uno de esos combates atrapó la corona nacional de las 126 libras al derrotar al siempre incómodo y marrullero boxeador cibaeño José “Moñita” Jiménez.

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