Pedro Martínez genera incertidumbre en los Mets

Pedro Martínez genera incertidumbre en los Mets

POR BOB KLAPISCH
Especial para ESPN.com
NEW YORK.-
La fiesta en el Shea Stadium estaba en su mejor momento en el terreno, con los Mets y los familiares de los jugadores celebrando el primer triunfo en la División Este desde 1988. Cientos de fanáticos se quedaron para saborear el momento el lunes en la noche, oficialmente destronando a los Bravos del título.

Todo el mundo coreaba el nombre de Pedro Martínez, prácticamente rogándole al derecho que saliera del clubhouse y se uniera a la celebración. Los Mets estaban allá fuera, botando champaña, pero Pedro nunca apareció, prefiriendo quedarse bajo techo.

Fue una decisión reveladora para el hombre que ha sido el jugador más popular de los Mets. Normalmente, Pedro habría monopolizado el tiempo en televisión, pero no ahora. No cuando su cuerpo está adolorido, su recta en proceso de recuperación y admitido por el propio Martínez, su estado emocional sería de interés para cualquier psiquiatra.

Martínez será el abridor del primer juego de la Serie de División; eso quedó claramente establecido por el dirigente Willie Randolph el lunes. Más allá, sin embargo, solo quedan preguntas.

¿Está Pedro lo suficientemente sano para superar a Greg Maddux si los Mets se enfrentan a los Dodgers como el wild card? ¿Podría Martínez lanzar con tres días de descanso si la serie se va a un quinto juego?

Y aún más importante, ¿le queda a Pedro confianza para cumplir su mandato de liderar a los Mets en octubre?

Todas estas son preguntas insistentes, dada la bizarra respuesta de Martínez a las cuatro carreras que permitió ante los Piratas en las tres entradas del pasado viernes. Se fue a una esquina del dugout y comenzó a llorar.

¿Por qué? Quizás porque Pedro pensó que sería imbateable después de tanto tiempo libre. Estaba haciendo su primera aparición desde el 14 de agosto, que debe ser tiempo suficiente para recuperar su velocidad. Quizás Martínez sabe que se le está acabando el tiempo, tomando que solo quedan dos semanas para los playoffs. O quizás hay algo más que afecta a Pedro. Tiene 34 años y sus días de ser un lanzador de poder ya terminaron.

Pedro sí dijo, sin embargo, que sus lágrimas no tenían que ver con dolor físico.

“No, no. Sé lo que es estar lastimado”, dijo a los reporteros. “Pero realmente estaba decepcionado porque no me sentí mejor”.

Los Mets envían a Martínez al montículo hoy contra los Marlins, con los dedos cruzados. El necesita una mejor recta, mejor control de la zona de strike.

Pero encima de todo, Pedro necesita creer en sí mismo de nuevo.

Pero tampoco es como si él estuviera ganando un puesto. Cuando Randolph decidió que Martínez sería su abridor del primer juego, el dirigente añadió que tendría que haber una debacle para que algo le hiciera cambiar su parecer.

Lo que quiere decir que los Mets confían en su lanzador.

“Pedro es un guerrero”, dijo el gerente general Omar Minaya. “No va a estar 100 por ciento, pero aun sin estarlo, él encuentra la manera de ganar. Al menos va a ser competitivo”.

Nadie niega que Martínez es tan duro como cualquier lanzador de esta generación. Los veteranos de los Mets siguen hablando de su primer partido con el equipo cuando intimidó a los Rojos de Cincinnati.

Pero ese era el Pedro de hace un año, acabado de vencer a los Yanquis y barrer a lo Cardenales en la Serie Mundial.

En el 2006, sin embargo, Martínez se ve menos exuberante, ciertamente menos duradero. De hecho se está convirtiendo en exactamente lo que los Medias Rojas pensaban que sería luego de que dejaron a los Mets llevárselo en la agencia libre.

Pedro tiene dos semanas para encontrar respuestas, aunque pasará mucho tiempo antes que la gente olvide sus lágrimas.

En octubre no se llora.

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