Pedro Martínez: talento kinestésico, determinación y dominio

Pedro Martínez: talento kinestésico, determinación y dominio

La noticia sobre la elección del serpentinero Pedro Martínez para su exaltación al Salón de Fama de Cooperstown, donde moran los inmortales del béisbol de las Grandes Ligas, constituyó una elocuente demostración de júbilo y orgullo nacional ante el reconocimiento de una de las figuras más señeras del popular deporte que inventara hace más de un siglo el norteamericano Alexander Cartwrigt.

En estos días los medios de comunicación locales y extranjeros se han referido con profusión a la excepcional carrera que desarrolló el quisqueyano durante 18 años en la más exigente justa de las bolas y los strikes que se realiza en el orbe, erigiéndose entre los lanzadores más dominantes de la historia, principalmente por haber reinado en la era más difícil, la del bateo desbordante por el uso abusivo de los esteroides para mejorar el rendimiento.

El historial deportivo de Pedro y los rasgos de su personalidad no sólo son dignos de admiración, sino su norma de vida y limpia hoja de servicios hasta alcanzar el pináculo de la gloria sobreponiéndose a obstáculos y descreimientos, merecen un estudio aparte para que sirva de ejemplo de superación a los jóvenes de las presentes y futuras generaciones.

El propio ex jugador de los Medias Rojas de Boston, equipo con que el registró sus actuaciones más descollantes, afirmó que “los que dudaron de mí me motivaron, me encendieron la llama; también le doy gracias a los que me dijeron que no, ya que ellos me motivaron para decirles que sí.”

Los Dodgers de Los Ángeles, su primer equipo en las ligas mayores, al no confiar en él sobre si tendría la resistencia para establecerse en la rotación de abridores como su hermano mayor Ramón, lo canjearon a los Expos de Montreal por el intermedista Delino DeShileds, una de las peores decisiones, puesto que perdieron la oportunidad de beneficiarse de sus asombrosas actuaciones.

Al ponerle colofón a su accionar en los diamantes, presentaba récord de 219-100, efectividad de 2.93, también 3,154 ponches, cinco lideratos de efectividad, tres de ponches (dos veces superó los 300). Obtuvo tres premios Cy Young y es el tercero de todos los tiempos en promedio de ponches (10.04) por cada nueve entradas, así como de muchísimos otros registros que sería prolijo enumerar.

Con su escogencia se une al inmenso lanzador Juan Marichal como los únicos criollos merecedores hasta el momento de una hornacina en el templo de los inmortales de las ligas mayores, donde para ingresar no solo basta con haber sido bueno, sino estar en el nivel de excelencia.

¿Cuáles fueron los atributos que se conjugaron para que el muchacho de Manoguayabo terminara convirtiéndose en una leyenda? Los especialistas están de acuerdo con que una leyenda es alguien que supera los límites de su propio deporte. Es la figura dominante de una era; es un paquete total de productividad más allá de la norma; es un jugador que se crece en los momentos de presión y se roba el corazón de los fanáticos.

Martínez sobresalió gracias a lo que el autor Daniel Goleman denomina Inteligencia Emocional que consiste en un conjunto de habilidades entre las que se destaca el autocontrol, el entusiasmo, la perseverancia y la capacidad para motivarse uno mismo, siendo determinante para el logro de grandes metas en la vida frente a secuelas que podrían inducir al fracaso.

También Pedro fue dotado de un tipo de talento my especial, el talento kinestésico, que se requiere para lograr el éxito deportivo que se manifiesta en la fluidez, la fuerza física y la elasticidad corporal.

Si bien el hijo de doña Leopoldina se caracterizó en el juego por poseer un fiero orgullo y una gran intensidad competitiva, fuera de allí, se distinguió por ser una persona afable, respetuosa, solidaria con los más desposeídos y de buen humor entre sus familiares y compañeros. Toda la gloria y el reconocimiento para Pedro, quien figura en el listado de los grandes dominicanos.

 

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